Las inmobiliarias asumen la crisis: las rebajas llegan a la venta de pisos
La imagen sólo puede ser ya la de un ladrillo precipitándose al vacío desde un décimo piso. La situación por la que atraviesa el sector inmobiliario no admite eufemismos. Hace mucho que se terminó la barra libre, el parón es absoluto y la sartén ha cambiado de dueño. Ante este panorama, la cuestión ya es: ¿puede un interesado en una vivienda de obra nueva lograr una reducción sobre el precio fijado en una conversación telefónica de dos minutos?
Cada vez son más escasos los anuncios de promociones inmobiliarias que aparecen en la prensa e, incluso, cada vez son mayores las ocasiones en las que una locución telefónica avisa de que "en estos momentos" no ha sido posible contactar con ningún agente comercial. Pero las promotoras, por lo general, además de mantener allí un formulario de contacto, suelen especificar en sus páginas web los datos más relevantes de sus promociones. Tras echar un vistazo rápido a algunas de ellas, llama la atención una vivienda de un dormitorio con plaza de garaje y trastero incluidos en el precio, cocina completamente equipada y regalo del seguro de la hipoteca.
Según se puede leer en la web de la promotora, éstos cuestan 205.200 euros y se encuentran en una de las construcciones del madrileño Ensanche de Vallecas -una zona donde el 'ladrillo' ha fijado especialmente su mirada en los últimos tiempos-. "No, el precio ha bajado a 169.000 euros", explica un agente comercial de la empresa tras unos segundos de conversación telefónica. Tras la sorpresa, explica que ésa es la vivienda más económica de la promoción y que en ella "existen viviendas, sólo algunas, a las que se les está aplicando un descuento de 20.000 euros". "¿Ese apartamento costaba, entonces, 189.000 euros?". "Sí, hace unas semanas".
Visto lo visto, el siguiente paso es interesarse por los pisos algo más grandes. "Los de dos habitaciones cuestan 340.100 euros, pero también cabe la posibilidad de adquirir un ático [en otra promoción de la misma zona] de dos habitaciones por 358.900 euros", responde el comercial. "¿Y a éstos precios también se les podría incorporar ese descuento que incluyen algunos?". "Bueno, sí, a éstos también se les podría rebajar 20.000 euros".
Otra promotora que también vende viviendas en el mismo lugar, explica que sus precios -240.000 euros para un apartamento de 57 metros útiles- "no son negociables" y que los suyos sí que son "los mismos que hace unas semanas". No obstante, apunta que éste sí se vería reducido en un 10% en el caso de que la vivienda fuera escriturada en un plazo de máximo de cuatro meses. Es decir, en 24.000 euros.
¿Y en el centro de Madrid?
"Pisos de lujo de un dormitorio en el corazón de Chamberí", próximos a las calles Princesa y Alberto Aguilera. El comercial de la promotora que oferta todo el edificio aporta el resto de la información necesaria -337.000 euros para un apartamento de 54 metros cuadrados- y explica que este precio lleva aplicado un descuento del 30% con respecto al anterior. Ante la insistencia de su interlocutor, admite que sí, que "se podría bajar incluso algo más", pero que "así, por teléfono, sin verlo", no puede decir cuánto.
Consciente de que la oferta y la demanda deben volver a darse la mano lo antes posible, una promotora que oferta viviendas en el entorno de la calle Embajadores, en el distrito de Arganzuela, anuncia en su web "ofertas" que muestran el precio antiguo de los inmuebles y el actual. Como en las tiendas de ropa. Por ejemplo, viviendas de 104 metros cuadrados y dos habitaciones que anteriormente costaban "desde 407.160 euros" y que ahora se ofertan "desde 366.440 euros", 41.000 euros por debajo.
"No, estos precios no son negociables"
Todavía hay, no obstante, promotoras que se siguen mostrando reticentes a una reducción de precios que vuelva a ajustar oferta y demanda. Para una inmobiliaria que promociona viviendas nuevas de 3 y 4 dormitorios en San Sebastián de los Reyes, al norte de Madrid, los 550.000 euros que pide por una de las primeras o los 725.000 que solicita por una de las segundas "no son negociables" porque, asegura, ese precio "es lo que valen". Una de sus agentes afirma que sus construcciones "son de calidad", que gracias a ellas la empresa tiene "un nombre" y que, al fin y al cabo, "quien puede pagar 68 millones [de pesetas], también puede pagar 70". Hoy por hoy, esa sartén no tiene mango.