La alarma de las patronales
Autoridades económicas, supervisores, servicios de estudios y la patronal CEOE coinciden ya en su visión del estado de la economía. El análisis general se sustancia en que se ha estancado, y que ha llegado a ese estado mucho más rápido de lo previsto, con el peligro de graves consecuencias para el mercado laboral. El respaldo gubernamental a esta interpretación llegó ayer en bloque: el vicepresidente económico, Pedro Solbes, reconoció que 'podemos rozar el larguero en algún momento' y tener un crecimiento cero o por debajo del cero; el ministro de Industria, Miguel Sebastián, fue más allá al describir la situación económica como de 'casi recesión', mientras el titular de Trabajo, Celestino Corbacho, auguraba un nuevo repunte del paro en otoño.
A este escenario se sumaron también ayer, con más intensidad si cabe y con datos propios extraídos de la economía real, las patronales de bienes de equipo (Sercobe), automóviles (Anfac), de motocicletas (Anesdor) y del sector cementero (Oficemen).
Si Sercobe prevé que el negocio de sus empresas crecerá la mitad que en 2007, confía en contar con el beneficioso respaldo de la exportación. Las estimaciones de Anfac, sin embargo, son la imagen del brusco frenazo. Empezó el año previendo un recorte de ventas del 2%-3%. Según se evidenciaba la desaceleración, aumentó al 7%-9%. Ayer, una vez transcurrido el peor primer semestre desde 1993 (-17,6%), disparó su pronóstico a un recorte del 20%. La patronal de las motos, Anesdor, prevé una caída del 40% en algunos segmentos, y Oficemen, por su parte, sigue reflejando el parón de la construcción y calcula un caída del consumo de cemento del 18%, frente a una previsión inicial del 8%.
Todo esto demuestra que también la industria se ha visto sorprendida por la fuerte desaceleración. Aun así, las empresas, los sindicatos y, sobre todo, la Administración pecarán de inexplicable inoperancia si no aceleran todos los medios para que este proceso sea lo más liviano y, sobre todo, corto posible. Hay mucho por hacer, y sólo si se afronta con prontitud se habrán aprovechado, y no se diluirán en la nada, esos 14 años de pujanza económica, que otros países no pudieron disfrutar.