Viviendas perturbadoras

Los datos no hacen sino certificar día a día lo brusco de la desaceleración de un sector inmobiliario tan alimentador como víctima de la crisis. Ayer fue la tasadora Tinsa la que ofreció su análisis. Y la fotografía se hace más preocupante. La caída del 2,5% en el precio de la vivienda libre, tanto nueva como de segunda mano, si sorprende es por su cortedad, aunque la cifra se afine por categorías y llegue a una bajada del 3,7% en las áreas metropolitanas. Sin embargo, lo más inquietante es que el stock en espera de comprador -400.000 viviendas- pueda más que duplicarse a final de año, hasta 900.000. Unas existencias que tardarán en desaparecer de uno a dos años. Porque esto, leído en términos de debilidad del empleo en la construcción, es perturbador. Al calor del boom, la vivienda se ha convertido en parte en producto financiero, y muy expuesto a los ciclos. Un cambio que las inmobiliarias deben anotar en sus nuevas estrategias.