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Tribuna
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¡Por fin medidas contra la inflación!

Resultó esperanzador oír del presidente del Gobierno, en su comparecencia de ayer, las explicaciones del efecto que pueden tener algunas de las medidas económicas prometidas en la corrección de los condicionantes estructurales de nuestra inflación. Hasta ahora ningún Gobierno se había atrevido a afrontar las causas inveteradas de esa inflación que siempre supera en algún punto la media de nuestros competidores europeos. El presidente, al hablar de esas medidas en la presentación del Informe Económico, el 23 de junio, no las relacionó con la necesidad de afrontar en profundidad los problemas de nuestra inflación, fijándose más bien en los cambios que requiere nuestro sistema productivo. Sorprende que, a pesar de la importancia que siempre ha tenido la inflación en nuestra economía, apenas se propongan medios para combatirla a fondo y lo más que se haga sea insistir en que hay que evitar las subidas salariales para contener su crecimiento.

En su comparecencia de ayer, el presidente del Gobierno afirmó que 'el súbito encarecimiento del crudo está llevando la inflación a dígitos históricamente altos y esto ocasiona el alza de los tipos de interés', en el sentido en que ya lo expresó en el prólogo al Informe Económico de 2008.

El jefe del Ejecutivo advirtió ayer de que su Gobierno nunca tomará medidas intervencionistas o de subvención para mitigar el encarecimiento del petróleo, porque se crearía una situación 'falsa' y una carga financiera 'inasumible' para las próximas generaciones. Zapatero apuntó que el elevado precio del petróleo, que agrava la desaceleración y hace que suba más la inflación, 'no tiene nada que ver con la política económica del Gobierno'.

Al presentar el Informe Económico en el Consejo Económico y Social el presidente ya advirtió del impacto que están teniendo el precio del petróleo y de los productos básicos en nuestro IPC y en el de la mayoría de nuestros socios europeos y, después de reconocer que 'el Gobierno no puede decidir el precio del petróleo', dejó el tema de la inflación al que en el informe no se le dedica expresamente ningún párrafo.

Sin embargo, en el capítulo 3, Capital humano y tecnológico, y en el 4, Sostenibilidad ambiental, se proponen reformas importantes en los principales subsectores del área de servicios: transportes, comunicación, energía y distribución comercial, que son los que siempre se han considerado, por las características de su estructura, como los causantes principales de esa singularidad de nuestra inflación que ante las mismas presiones externas reacciona manteniendo un diferencial de un punto superior.

Sin prescindir de su carácter anecdótico, consideramos muy significativo que en el reciente paro de un grupo de transportistas por el aumento de costes, que les supone el precio del petróleo, redujeran su principal reivindicación a que el Gobierno se comprometiera a establecer un precio mínimo para su actividad, arguyendo que de lo contrario no podrían subsistir muchos de ellos, 'porque hay transportistas que ofrecen sus servicios a precios muy bajos'. Creo que esto expresa con claridad la actitud de algunos de estos profesionales ante un mercado de competencia.

El presidente del Gobierno se ha comprometido a elevar 'a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos un borrador de anteproyecto de ley para una transposición ambiciosa de la Directiva de Servicios, que reduzca de forma efectiva las trabas a la actividad en el sector, incentive la productividad, incremente la variedad y calidad de los servicios, y reduzca los precios que deben pagar los consumidores y las empresas en actividades como la distribución comercial, los colegios profesionales, la hostelería o las gasolineras'.

Con estas medidas, y aparentemente sin pretenderlo, se habrá conseguido por fin que la dinámica de la formación de los precios en nuestra economía se equipare a la de los demás países de la eurozona.

Eugenio Recio. Profesor honorario de Esade (Universidad Ramon Llull)

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