Una inflación escurridiza
La inflación en la zona euro ha alcanzado el 4%, duplicando los máximos que se impuso como objetivo el Banco Central Europeo. En EE UU, la inflación es del 4,2%; en China, del 7,7%; en Rusia, del 15,1%. Todas estas tasas se han duplicado bruscamente en un año. A escala global, la inflación ha tomado el control de los bancos centrales. Y, si las autoridades contraatacan, el posible saliente es un marcado descenso del crecimiento económico mundial - y mercados a la baja-.
La creciente inflación está obligando a los bancos centrales a elevar los tipos de interés. La gran excepción es la Reserva Federal estadounidense. Su comunicado del pasado 25 de junio advirtió de que los riesgos inflacionistas habían empeorado, pero mostró poca inclinación a resolver el problema subiendo repentinamente los tipos del 2%. La inacción de la Fed está teniendo un impacto nocivo, dentro de EE UU y fuera, depreciando el dólar y agitando los precios del petróleo: el presidente de la Fed, Ben Bernanke, lo ha percibido, pero no ha sabido corregirlo.
La debilidad de la Fed está dificultando las tareas de otros bancos centrales. Muchos se están dando cuenta de que los peligros inflacionistas deben tomarse en serio para evitar que se repita la gran inflación de 1970. Es casi seguro que el BCE subirá este jueves los tipos al 4,25%, a pesar de que las señales de crecimiento en la zona euro estén palideciendo. El Banco de Inglaterra parece dispuesto a subir los tipos al 5% este verano, aunque se avecine la recesión.
También en los países en vías de desarrollo, estas políticas se están intensificando, aunque con cierto retraso. El Banco Central de la India subió dos veces en junio los tipos de interés -pero sólo a una tasa del 8,5%, por debajo del 11,4% de inflación-. China ha aumentado sus reservas de liquidez cinco veces durante este año para restringir los préstamos bancarios. Pronto se verá obligada a subir su tasa de referencia que, en el 7,5%, se sitúa por debajo de la inflación.
Mientras los bancos centrales juegan al pilla-pilla con la inflación, el crecimiento global va a ralentizarse. Parece que 2009 va a ser un año extremadamente débil. Los inversores están listos para sufrir. La subida de los tipos dañará los mercados de renta fija. Las pobres ganancias de las empresas revertirán en las acciones. Se pagará un precio muy alto por la inflación global que se ha disparado.
Por Ian Campbell
Fumigación en UBS
El nuevo presidente de UBS se ha movido rápidamente para limpiar las manchas dejadas en el banco suizo por su predecesor. Peter Kurer ha prometido una puesta a punto de la inaceptable estructura de gobierno corporativo utilizada por Marcel Ospel. Lo ha cumplido.Ospel concentró el poder de UBS en un claustro presidencial, en una gestión en tres niveles junto a la junta directiva y el equipo ejecutivo. Su férreo control sobre la estrategia y la toma de riesgos llevó a pérdidas desastrosas y al hundimiento del precio de las acciones. Kurer ha desmantelado la capas superfluas, dispersando el poder hacia el resto de la junta.UBS también se está deshaciendo de cuatro directivos del antiguo régimen, tres de los cuales carecían de una experiencia financiera amplia. El banco espera nombrar sustitutos que posean una formación sustancial en el sector bancario, financiero y de riesgos. Esto daría buenos resultados para crear una junta más unida con 11 miembros independientes. Kurer podría haber utilizado la reestructuración para reducir la junta. Pero así su razonable plan para limitar a los directores a no más de dos comités cada uno podría no funcionar.Hay otros cambios bienvenidos. Sergio Marchionne, jefe de Fiat, será un director independiente sénior, para servir como principal representante ante los accionistas. Otros poderes antes retenidos por Ospel y sus consejeros han sido apropiadamente adjudicados. Hay un nuevo comité para supervisar la cartera de riesgos y otro para revisar la estrategia del banco dos veces al año. El gobierno y las comisiones designadas se han concedido atribuciones más amplias para emprender un plan de sucesión necesario, mientras recursos humanos y la comisión de indemnizaciones al fin han sido encargados de modernizar el sistema de gratificaciones.Todo esto ayudará a Kurer a llevar a UBS hacia delante. Pero aún se enfrenta a pérdidas trimestrales por cuarta vez consecutiva, esta vez una de hasta 4.000 millones de francos suizos, según los analistas. El banco privado está sufriendo goteras, la investigación de evasión de impuestos en EE UU se está acelerando, y amenazan juicios por las subprime. La plaga de Ospel no será fumigada tan fácilmente.Por Jeffrey Goldfarb