Convivir con un Nobel para aprender de su experiencia
Más de un centenar de universitarios conviven y comparten sabiduría con 15 premiados, contentos por estar próximos al talento joven
El pasado martes por la tarde, Margarita Rohr era un manojo de nervios. Presentaba como doctorando de la Universidad Jaume I de Castellón su trabajo de investigación sobre las relaciones comerciales de Rusia con el exterior. Frente a ella tenía un pequeño tribunal en el que se encontraban dos Premios Nobel de Economía, Finn Kydland y Eric Maskin. La exposición, que no examen, duró diez minutos. Eternos. 'Fue muy duro porque la presencia de estas dos eminencias impone mucho y conocer su opinión es un valor añadido porque no sabes si te van a decir que la investigación va por buen camino o, por el contrario, nada de lo que has hecho hasta ahora sirve'.
Rohr parece que va encaminada en sus pesquisas porque lo único que le pidieron fue que determinara qué es un efecto positivo sobre inmigración. 'Lo expliqué y después me realizaron una reflexión sobre cómo vender la idea'. Esta investigadora participó, junto a otros 135 alumnos de España, América Latina, África y Asia, en el Campus de Excelencia, celebrado esta semana en Gran Canaria y al que asistieron 15 premios Nobel, catedráticos y docentes de distintas disciplinas. El encuentro ha sido bautizado como el Davos de los académicos, donde representantes de la ciencia debaten con los agentes sociales, económicos y políticos las mejores propuestas para un mejor desarrollo de nuestro mundo. Pero, además, se trata de compartir durante siete días vivencias y experiencias entre los que han sido y los que van a ser, entre los que han llegado a lo más alto de la ciencia y de la investigación y los que en futuro esperan alcanzar la cima. 'Es una oportunidad única para nosotros porque normalmente no tenemos acceso a todas estas eminencias de la investigación, y aquí convivimos durante toda la semana con todas ellas', afirma María Santana, que prepara una tesis sobre el turismo y el comercio internacional.
Se trata de una oportunidad única, explica el rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, uno de los organizadores del evento, José Regidor, 'para que los alumnos expongan sus trabajos dentro de un ambiente informal pero repleto de autoridades científicas que te orientan y te comentan sus observaciones con una gran generosidad'. Porque si de algo hacen gala los premios Nobel, además de sus solventes conocimientos, es de una gran sencillez. 'Supone una oportunidad excepcional porque se ofrecen ideas que te proporcionan otra visión con referentes creíbles y contrastados', opina Rafael Mujeriego, presidente del Comité Científico del Premio Estocolmo para jóvenes científicos.
'Los Nobel tienen una gran mente para articular ideas, saben trabajar en equipo, aprender conocimientos y plantear dudas'
El caché de un premio Nobel ronda los 100.000 dólares por conferencia, pero al Campus de Excelencia acuden sin cobrar remuneración alguna. Lo que reciben por este intercambio es un billete de avión en primera clase, la estancia en un hotel de lujo para ellos y un acompañante, y una cantidad de dinero de bolsillos para sus gastos de una semana en Canarias. La experiencia, asegura Mujeriego, enriquece desde el punto de vista humano, 'sobre todo porque los Nobel son personas capaces de desarrollar equipos, de aprender conocimientos y de plantear dudas'. Porque si algo tiene que aprender un investigador es a trabajar en equipo. 'Es fundamental. El público percibe que hay un ganador, pero detrás hay un equipo de personas. El Nobel es el exponente de un grupo, que además ha tenido la fortuna que le han concedido un premio tan destacado', continua este catedrático de la Universidad Politécnica de Catalunya, que no escatima elogios para este grupo de destacados investigadores. 'Tienen una gran mente para articular ideas'.
Según Mujeriego, la gran virtud de un doctorando es que con su tesis realiza una 'pequeña contribución en el conocimiento o en el mundo de la ciencia'. Para ello se requiere sobre todo paciencia. 'Se propone una teoría, y después se hace el experimento para ver si se sostiene o la realidad se comporta de otra manera'. Si algo quiere recalcar Rafael Mujeriego es el gran privilegio que tiene la sociedad occidental: la oportunidad de poder realizar estudios superiores. Pero no sólo se sienten afortunados los universitarios, los premios Nobel celebran poder estar en contacto con talento joven y prometedor. 'Aprendo mucho de las nuevas generaciones, de sus inquietudes, con sus ideas. Te hacen sentir joven', explica Hartmut Michel, de 59 años y Premio Nobel de Química, que recomienda a los doctorandos 'buscar un tema de interés, estar despiertos para encontrar una oportunidad y luchar por ella'. Es necesario, prosigue Michel, tener una 'meta fija, pero ser flexibles'.
Lo mejor de todo es que las nuevas generaciones, señala Eric Maskin, premio Nobel de Economía en 2007, 'vienen ávidas de conocimiento y aprovechan para aprender, conocer los límites de investigación y avanzar'.
Un día en la vida de un Nobel
Comienza su jornada llevando a sus hijastros, a las 7,30 de la mañana, al colegio. 'Después cojo la moto porque sólo tenemos un coche y me voy al despacho. Y allí me dedico a investigar, que es mi segunda pasión, después de mi esposa'. El relato es del noruego Finn Kydland, ganador del premio Nobel de Economía en 2004. Ahora está embarcado en un proyecto de investigación con su equipo de trabajo en Oslo y un colaborador suyo que trabaja en la banca en Inglaterra. 'Estamos acabando un proyecto fascinante'. Este investigador afirma que vive su profesión con intensidad. 'Podría viajar más, pero lo cierto es que no salgo de Europa, a menos que mi esposa pueda acompañarme en el viaje, aunque tenemos ciertas restricciones ya que ella tiene su propio trabajo como investigadora', señala Kydland, que reconoce que hoy día se puede investigar desde cualquier lugar. Y recuerda cómo nada más recibir el Nobel impartió un curso de macroeconomía en la Universidad de California a 260 estudiantes. 'Todos los alumnos estaban emocionados con que les diera clase y me trataban como si fuera una estrella de rock. Luego no me admiraban tanto cuando vieron las notas'. Lo cierto es que un Nobel cambia la vida. 'Nos vemos opinando de todo', dice Eric Maskin. 'No tenemos tiempo para investigar', señala Hartmut Michel.
Margarita Rohr. Universidad Jaume I de Castellón
El sueño de cualquier doctorando es que le reconozcan su trabajo. Y Margarita Rohr, investigadora de la Universidad Jaume I de Castellón, se siente satisfecha de que su estudio sobre las relaciones comerciales de Rusia con el exterior haya pasado el visto bueno de los dos premios de Economía, Finn Kydland y Eric Maskin, presentes en el Campus de Excelencia. 'Es una suerte que te haga una especie de juicio gente que sabe mucho más que tú'. Sobre los premios Nobel asegura que la mejor lección que ha aprendido es su sencillez. 'Es gente agradable y abierta. Además te comprenden muy bien porque ellos saben mejor que nadie que puedes estar trabajan mucho sobre una idea y al final no sacar nada'. Para asumir esa cierta derrota hay que tener mucha humildad. 'Es un trabajo, en parte, frustrante porque empiezas por algo pequeño y no sabes qué puedes aportar, y si vas a encontrar algo'. Rohr no se arrepiente de su elección. 'Siempre me ha gustado desvelar secretos'.
Daniel Pérez. Universidad de Las Palmas
La investigación y los temas de responsabilidad social corporativa le apasionan. A Daniel Pérez, licenciado en Económicas, de 27 años y con una tesis sobre cómo la responsabilidad social corporativa puede ser un puente de desarrollo para los países empobrecidos, asegura que se necesita tener una base sólida de conocimiento científico y ganas de aprender. Y explica que cada vez se ofrecen más oportunidades para investigar, 'sobre todo para combinar una actividad investigadora con una carrera profesional'.Lo que más le ha sorprendido de los premios Nobel ha sido la concepción integral que tienen del mundo, 'y el conocimiento que tienen de distintas disciplinas porque el verdadero líder sabe de todas las materias'. Tenía una idea de que podrían ser personas lejanas, rodeadas de cierta pomposidad. Nada más lejos de ello. 'Son personas de carne y hueso, con las que puedes hablar de temas serios o de asuntos triviales. Pérez ha aprovechado para venderles mi isla, 'lo agradable que es Gran Canaria'.
María Santana. Universidad de La Laguna
Realiza el doctorado en economía del turismo y lo ha presentado a los dos premios Nobel de Economía. María Santana, de 25 años, es alumna de la Universidad de La Laguna, reconoce que lo más difícil es encontrar un buen director para que te conduzca la tesis doctoral. 'El problema es que la figura del doctorado no está muy bien vista en España. Aquí eres el becario, y en otros países, como en Estados Unidos, eres alguien importante'. Santana tenía magnificados a los premios Nobel hasta esta semana, que comprobó que 'son personas sencillas, a las que les gusta hablar con los jóvenes, con los que son muy respetuosos'. Esta universitaria tiene las cosas claras sobre la situación en la que se encuentra en España la investigación. 'El problema es que mucha gente se marcha a trabajar fuera para dar continuidad a sus investigaciones. No se valora lo suficiente, y la empresa privada la valoración que hace de un doctor no es una motivación. Se valora más el máster que el doctorado'.
Cristina González Oñate. Universidad Jaume I
Es investigadora de la Universidad Jaume I de Castellón. Cristina González Oñate tiene 27 años y realizó su tesis doctoral sobre la cadena de televisión Cuatro y su posicionamiento como marca. Vive el encuentro con los premios Nobel con auténtica emoción. Es ya veterana. Fue seleccionada en 2006 para participar en el Campus de Excelencia, y este año repite. 'Es un lujo que te evalúe un premio Nobel y compartir situaciones cotidianas con ellos, que son personas normales, que mojan la magdalena en el café'.Le sorprende la humildad y la sencillez con la que se comportan. 'Te preguntan, quieren saber de ti, de tus inquietudes. Son personas muy naturales y predispuestas a ayudarte en todo lo que les solicites', dice. Sobre la situación de los investigadores en España afirma que no es idílica. 'Se investiga y se realizan proyectos interesantes, pero no se reconoce nuestra labor'. Y afirma que la semana que ha pasado en Gran Canaria le anima, sin duda, a seguir adelante con su trabajo.