Baleares deja al golf en el 'banker'
El Govern aprueba una ley que bloqueará 13 proyectos de nuevos campos en las islas
Cada vez que uno de los millones de turistas que visitan anualmente España recogen de la cinta de equipajes una bolsa con palos de golf, los comerciantes, hosteleros y hoteleros de la zona se frotan las manos. Según los estudios realizados por el sector, el aficionado al golf es el paradigma de ese turismo de 'alto standing' cuyos favores pelean por ganar los principales destinos turísticos nacionales, saturados de visitantes 'de sol y playa' que ocupan las plazas hoteleras, pero no gastan sus euros en los comercios.
Las cifras son demoledoras. Mientras el visitante tipo de los destinos nacionales gasta una media de 50 euros diarios, el aficionado al golf se deja cerca de 200 euros. Va de compras, come y cena en buenos restaurantes y si hay una buena oferta cultural, la disfruta. Además, sus estancias son más prolongadas.
Hoyos sí, pero sin casas
Sin embargo, todas estas ventajas no han sido suficientes para convencer al nuevo Ejecutivo balear, que hace unos días aprobó una ley que pone prácticamente imposible el desarrollo de nuevos campos de golf en el archipiélago.
La Ley de medidas urgentes para un desarrollo territorial sostenible en las Islas Baleares, como se denomina el proyecto, establece, como medida más novedosa, la imposibilidad de construir desarrollo turístico o residencial alguno dentro de este tipo de instalaciones. Es decir, el promotor puede hacer un campo de golf, pero no podrá incluir en el proyecto la construcción de un hotel o de una promoción de residencias turísticas.
Según la Asociación de Campos de Golf de Baleares, esto equivale a desprender estas instalaciones de su principal factor de rentabilidad. Un campo de golf genera unos ingresos medios limitados, de alrededor de un millón y medio de euros anuales. El verdadero negocio está en las plazas hoteleras o residenciales que se adscriben al mismo y que proporcionan unos márgenes mucho más amplios a los promotores.
De hecho, de los quince proyectos que los consells de Mallorca, Menorca e Ibiza tienen sobre la mesa, trece incluyen algún tipo de desarrollo residencial complementario. Todos ellos serán ilegales según la nueva ley.
Para los proyectos que superen este exigente filtro, aún quedaría otra barrera que superar, en este caso, administrativa. La nueva legislación exige una declaración de interés general por parte del consell (una suerte de diputación provincial) de turno. Los promotores de campos de golf en Baleares saben que este requisito no es poca cosa.
Recientemente, el Consell de Mallorca denegó la declaración de interés general al proyecto de Golf Son Real porque afectaba al normal florecer de una extraña clase de orquídea. Otros proyectos se han paralizado por su impacto paisajístico, por temor a accidentes por bolas incontroladas e incluso por la cercanía de un aeropuerto.
La avalancha de restricciones sobre estas promociones preocupa y mucho en el sector turístico local, que veía el golf como una fórmula viable para mejorar su valor añadido. No en vano, los datos de las Cámaras de Comercio indican que el turismo vinculado a este deporte mueve anualmente en Baleares 250 millones de euros y atrae más de 100.000 turistas, con crecimientos porcentuales de dos dígitos.
Y recorrido al alza. Un estudio encargado por el Consell de Mallorca a la consultora Mecsa indicaba que la isla necesitaría entre tres o cuatro campos más para completar su oferta y ser un destino plenamente competitivo con otras áreas que han apostado decididamente por este segmento como la Costa del Sol, Cádiz o Murcia.
No se trata de un liga menor, ni mucho menos. Competir por el turismo de golf significa competir por un mercado que en 2007 movió en España 3.000 millones de euros. Ese jugoso pastel es el que teme perder el sector turístico balear.
Miedo a no ser competitivos
Si a Mallorca le faltan cuatro campos, principalmente en el norte de la isla, la situación en Ibiza y Menorca es peor, porque sólo hay uno. El Consell de Ibiza tenía proyectos de capital extranjero y nacional para desarrollar tres más en los próximos años, pero ninguno de ellos cumple plenamente los requisitos previstos en la nueva ley por lo que su desarrollo es bastante complicado.
'Para que un destino sea atractivo para un aficionado al golf debe tener, al menos, tres o cuatro campos. Lo que les gusta es jugar cada día en uno porque si no se aburren', aseguran desde la Federación Balear de Golf.
En España hay en la actualidad cerca de 400 campos de golf, pero hay otro medio centenar proyectados en el arco mediterráneo. Se calcula que el número de turistas de este segmento puede llegar a los dos millones.
LA CIFRA
25 es el número de campos actualmente operativos en el archipiélago; 23 de ellos están en Mallorca.
Se protegerán más de 1.500 hectáreas
Quince enclaves de especial valor ecológico gozarán de protección específica tras la promulgación de la nueva Ley de medidas urgentes para un desarrollo territorial sostenible en las Islas Baleares.El Govern controlará de este modo cualquier operación que se pretenda realizar en estos espacios que suman una superficie superior a las 1.500 hectáreas; 1.230 están situadas en la isla de Mallorca y otras 268 en Ibiza.El objetivo es poner coto a los desmanes urbanísticos cometidos en los últimos años y prohibir que los municipios otorguen arbitrariamente licencias en terrenos que el Ejecutivo regional considere de especial protección.La ley es muy clara a este respecto. Ningún Plan de Ordenación Urbana podrá prever desarrollo alguno en estos espacios protegidos.