Los 'hedge funds' y el elixir de la vida
En Cocoon, la película que en 1985 dirigió Ron Howard, varios ancianos de una residencia rejuvenecen tras bañarse en una piscina, al fondo de la cual hibernan extraterrestres dentro de vainas. Los ancianos viven un sueño echo realidad, el elixir de la vida, hasta que el secreto deja de serlo y el geriátrico al completo invade la piscina dando al traste con los poderes rejuvenecedores del agua.
Salvando las distancias, con los hedge funds ha sucedido algo parecido. La industria se ha masificado y el mercado ha dejado de ser ese estanque lleno de peces en el que pescaban a redes llenas un reducido grupo de gestores. Encontrar alfa se ha complicado, porque hay mucha gente buscando las mismas ineficiencias en mercados cada vez más eficientes.
'El alfa existe en un mundo en el que la destreza se encuentra con la ineficiencia', afirma en una nota Mike Kelly, director de Frontpoint Partners, una filial de Morgan Stanley. Según este experto, existen analistas que predicen una caída del alfa -la rentabilidad que proporciona la destreza del gestor- en los próximos años, debido a que las estrategias están muriendo de éxito; la llegada masiva de nuevos gestores ha disminuido las oportunidades.
Kelly no está de acuerdo con esta predicción porque, afirma, el mercado es un ente dinámico, que evoluciona, con lo que con el paso del tiempo surgirán nuevos nichos y oportunidades. 'En 10 años igual encontramos estrategias de retorno absoluto enfocadas a préstamos en China, titulizaciones hipotecarias en América Latina, inversión en carbón o derivados de crédito asiáticos', afirma.
No es descabellado. A diferencia de los ancianos del Cocoon, los gestores de hedge funds pueden encontrar más piscinas en las que zambullirse. Al fin y al cabo, los hedge funds no son un activo en sí mismo, sino carteras manejadas por gestores con una habilidad -se supone- superior a la media. Lo difícil es encontrarlos en un mercado tan masificado como una piscina de barrio en pleno mes de julio.