'Nuestra idea del negocio difiere de la del primer accionista'
La funeraria cotizada Funespaña ha dejado atrás el contencioso judicial vivido en Madrid con la absolución de sus accionistas. Ahora el frente está en la propia empresa, con socios que tienen visiones totalmente distintas del negocio como el fundador, Juan Valdivia, o Ignacio Rodrigo, primer accionista.
La absolución de los principales accionistas de la funeraria cotizada Funespaña ha puesto punto final al contencioso judicial que la compañía ha arrastrado durante 15 años. Ejercicio tras ejercicio el auditor de las cuentas de la empresa apuntaba como salvedad la incertidumbre que suponía el procedimiento abierto en el que se denunciaba el proceso de privatización de la funeraria del Ayuntamiento de Madrid, a principios de los años noventa, en la que Funespaña tiene el 49% del capital y el consistorio el 51% (Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid).
Pero cerrado ese capítulo, se abre ahora uno nuevo que marcará el futuro de la compañía. Las distintas visiones del negocio de su fundador, Juan Valdivia, que junto con su hermano Ángel controla el 28,5% del capital, y de Ignacio Rodrigo, ex presidente con el 29%, pueden derivar en cambios accionariales si la convivencia en la empresa acabara siendo insoportable. Juan Valdivia, que fundó la compañía junto con otros empresarios del sector a principios de los años setenta, concedió ayer su primera entrevista, a este diario, después de años de evitar a los medios mientras ha durado el juicio por el caso Funespaña.
Con las concepciones de negocio tan distintas que tienen usted e Ignacio Rodrigo, ¿cómo puede mantenerse la convivencia en el accionariado de Funespaña?
El señor Rodrigo es un magnífico abogado, una persona muy inteligente, pero su enfoque de negocio es distinto al de los socios fundadores de Funespaña. El año pasado él decía, de forma simpática, que el negocio funerario estaba muerto; y trató de hacer operaciones como la compra de Continental Auto o la de una empresa de distribución de gas en Italia. Los accionistas no estuvimos de acuerdo con esas ideas. Eso ha provocado que Rodrigo pretenda llevar su camino y nosotros el nuestro. La empresa se ha dedicado en los últimos meses a potenciar el negocio en Madrid con nuevas concesiones y puesta en marcha de tanatorios como el de Pozuelo, San Fernando de Henares y otros y nuestra cuenta de resultados está mejorando.
Pero Rodrigo tiene un 29% del capital y ustedes algo más del 28%, cualquiera podría elevar sus participaciones y obligar a uno u otro a lanzar una opa al superar el 30%.
No se si él ha pensado alguna vez en lanzar una opa. Rodrigo ha intentado argumentar que los que votaron en contra de su proyecto y a favor del mío estábamos concertados y por tanto obligados a lanzar una opa, pero no ha sido así. Nuestra intención no es lanzar una opa y tampoco promover una oferta. Queremos centrarnos en el negocio funerario y sobre todo potenciar el servicio, que nuestros clientes reciban más de lo que esperan y aportar más valor a la acción.
Tras el fin del juicio por el caso Funespaña, ¿piensan cambiar su relación con el Ayuntamiento de Madrid en la Empresa Mixta de Servicios Funerarios?
De momento no va haber modificaciones de ningún tipo. Nosotros estamos muy cómodos con el respaldo del Ayuntamiento de Madrid y creo que también para los ciudadanos que un ayuntamiento esté detrás de una empresa como esta da confianza: los precios los aprueba el consejo de Administración cuya mayoría tiene el Ayuntamiento, hay un control total por su parte sobre los precios. Aunque el sector esté liberalizado nosotros nunca hemos subido los precios por encima del IPC.
¿Alguna vez le ha preocupado la sentencia que pudiera comunicarse del caso Funespaña?
A los tres meses de ser yo gerente de esta compañía me pusieron la primera querella y fue archivada por los juzgados ordinarios en Madrid. En 1994 por los mismos motivos me pusieron otra y la fiscalía provincial la volvió a archivar; entonces era fiscal jefe de Madrid el actual ministro de Justicia y él emitió un informe de archivo de la querella interpuesta por el PSOE; después la reabrió la fiscalía anticorrupción por la denuncia presentada por Izquierda Unida... Durante todo ese tiempo no he sentido preocupación porque no he cometido ninguna irregularidad y eso le da a uno mucha fuerza. Cuando Funespaña entró en la funeraria municipal esta debía 16.000 millones de pesetas, estaba en quiebra... Hoy en día no debe un duro a nadie, tiene externalizado su fondo de pensiones y cubierto y el Ayuntamiento ha recibido desde 1996 beneficios todos los años.
'El sector funerario es muy agradecido'
Funespaña nació en Almería, en 1989. Juan Valdivia reunió a un grupo de empresarios del sector funerario español, entre ellos Wenceslao Lamas que hoy tiene el 3,6% de la empresa, según la CNMV. Lo que motivó la unión de estos empresarios, cuenta Valdivia, fueron los 'problemas con los traslados internacionales; si había un muerto alemán, no sabíamos hablar alemán y congregamos a 350 funerarias españolas para crear una organización que prestara todo tipo de servicios'. Valdivia destaca que la empresa tiene ante todo 'vocación de servicio'.El sector funerario español se ha liberalizado relativamente hace poco, a mediados de los años ochenta. Pero Valdivia considera que por el tipo de negocio del sector funerario este es 'al final un servicio público'. La liberalización de esta industria 'no ha sido fácil, como tampoco lo fue en su momento para Telefónica o Iberia la liberalización de sus sectores'. A pesar de controlar una compañía cotizada, el fundador de Funespaña considera que el papel público debe mantenerse. 'Los ayuntamientos tienen obligación de forma directa o indirecta de enterrar a los fallecidos que tenga en su municipio. Se puede optar por una fórmula totalmente libre o mixta pero en todo caso la responsabilidad es municipal'. Valdivia quiere jubilarse en Funespaña. 'Este negocio es muy grato en muchos momentos, engancha mucho, verse felicitado por una familia en momentos tan difíciles como la pérdida de un ser querido te lleva a continuar; yo tengo otros negocios pero el que vivo todos los días es este'.