Falta personal cualificado para paliar la crisis de la construcción
KPMG desvela problemas del sector para competir fuera
La desaceleración que vive el sector de la construcción ha derivado en dos problemas relacionados con los recursos humanos: sobra personal poniendo ladrillos, que las compañías intentan colocar en servicios como la gestión de residuos urbanos, y falta gente que lidere los grandes proyectos de infraestructuras que se están licitando en todo el planeta.
Si el reto de la recolocación, como alternativa al paro, es prioritario por motivos sociales y económicos, el de la gestión del talento también es clave si las constructoras quieren mantener el crecimiento. 'La falta de profesionales cualificados impide que muchas firmas acudan a los grandes concursos internacionales de infraestructuras', comenta Elena Pisonero, responsable del área de Infraestructuras, Gobierno y Sanidad de KPMG.
La consultora presentó ayer el Informe Global de Construcción 2008, en el que identifica dos grandes tendencias más allá de la diversificación que vive el sector desde hace unos años. La primera de ellas habla de la citada gestión del talento. La gran mayoría (84%) de las empresas encuestadas por KPMG cree que el sector podría hacer 'mucho más' para abordar la 'grave' carencia de trabajadores cualificados. Un lastre que podría afectar a la normal evolución de las constructoras en los próximos cinco años, según aprecian.
Donde más se acusa ese déficit es entre los gestores de proyectos y los responsables de obras: 'La formación no se improvisa y ante una situación de emergencia se suele contratar personal de la competencia, pero eso favorece que sueldos y costes se disparen', aprecia Pisonero.
Incentivos
Para KPMG la solución está en incidir en el diseño de planes de carrera atractivos y empaquetarlos junto a medidas como son la conciliación laboral y familiar, formación, flexibilidad en los horarios, un sueldo competitivo, medidas a favor de los expatriados, etcétera.
Eso sí, la preocupación por la falta de profesionales cae a niveles mucho más bajos en el caso de los ingenieros, directivos o personal administrativo.
La segunda exigencia que el mercado está haciendo a las constructoras es que afinen cada vez más en los cálculos de los riesgos ocultos en cada proyecto. Acostumbradas a los modificados en los pliegos de condiciones de las obras, las constructoras han desarrollado una fuerte agresividad en los concursos. La pelea acaba en grandes rebajas en las pujas presentadas por las empresas respecto a los presupuestos de licitación: 'Fuera de España es muy difícil argumentar una modificación en el presupuesto de un proyecto, por lo que conviene calcular muy bien la rentabilidad antes de acudir a un concurso internacional', cita Elena Pisonero.
Entre los imponderables que suelen escapar del control de las compañías están las subidas de precios de los materiales, retrasos en los plazos y los conflictos contractuales, según el informe de KPMG. Los directivos están atentos a la evaluación de riesgos 'durante la fase de presentación de propuestas y van perdiendo eficacia cuando se inicia la construcción y a lo largo de la misma'.
Para la consultora existe margen para capear el aumento imprevisto de costes. Las cláusulas contractuales, acuerdos de suministro y las compras anticipadas de materiales son algunas de las prácticas recomendadas.
PRECIOS VARIABLES
El acero, las subcontratas, los costes de la mano de obra, los materiales de construcción y los precios de los combustibles son, por ese orden, las áreas reconocidas por las constructoras como las más susceptibles al incremento de costes.