El síndrome de Estocolmo
Incluso los compradores más ansiosos pueden entrar en razón; un buen motivo para que los vendedores no sean demasiado codiciosos. Esto explica por qué el Gobierno sueco tendrá que andar con mucho cuidado con la oferta amistosa de France Télécom por TeliaSonera, el operador nórdico del que posee el 37%. Después de desestimar la primera oferta por ser demasiado baja, ahora debe decidir si realmente quiere dejar pasar la oportunidad de vender la compañía por cerca del doble de otras empresas de telecomunicación europeas, basándose en su Ebitda adelantado.
El complejo acuerdo de intercambio de activos propuesto por el grupo francés, hecho público el 5 de junio, valoraba TeliaSonera un 4% por encima de su último precio de mercado. No era demasiado, ni siquiera para un acuerdo amistoso. Pero todavía se encontraba un 22% sobre el precio al que TeliaSonera cotizaba antes de que los rumores comenzasen a volar.
Desde entonces, las acciones de France Télécom parecen haberse emborrachado, mientras que las de TeliaSonera han subido. Según los precios actuales, los accionistas de TeliaSonera se sentirían defraudados por cualquier valoración cercana al 3%. France Télécom sabe que tiene que realizar una oferta más atractiva y ha insinuado que podría hacerlo. Pero también dice que no modificará el reparto de acciones de su oferta: tres de France Télécom por 11 de TeliaSonera, por el 48% de los títulos en circulación del grupo nórdico. El otro 52% será comprado en efectivo.
France Télécom podría ofrecer más de las 63 coronas suecas que propone ahora en la parte del trato en efectivo; o podría entregar una mayor porción de acciones. O ambas cosas. A los precios actuales de las acciones y a una proporción constante, el precio tendría que subir hasta 66 coronas suecas para cerrar el trato, teniendo en cuenta a los inversos de Telia. Esto sumaría 800 millones de euros a la cuenta inicial de 15.800 millones. Pero entonces France Télécom tendría que sumar 500 millones en efectivo cada vez que sus propias acciones -que cotizan alrededor de los 18 euros- caigan un euro.
Es fácil ver cómo France Télécom tendría que abandonar todo el plan si el precio de las acciones desciende más. Pero también es fácil ver que no será capaz de mejorar demasiado su oferta si mantiene su evaluación inicial de TeliaSonera. Mientras, los otros posibles compradores no están asediando precisamente las puertas de los suecos.
Por Pierre Briançon
Baches en la carretera
Cómo llegará el Gobierno español a un acuerdo con los camioneros en huelga? En estos momentos, todos los ojos tienen la vista puesta sobre España, donde los conductores amenazan con poner al país de rodillas en protesta por el aumento de los precios del petróleo. El resultado tendrá ramificaciones en otros países donde los precios del petróleo son un tema político candente.Los camioneros españoles han sufrido un doble revés. Hay menos demanda para sus servicios por culpa de la ralentización económica. Y llenar el depósito se está volviendo prohibitivamente caro. No es de extrañar, pues, que muchos luchen por mantenerse a flote. Los conductores han respondido con la huelga y el bloqueo de carreteras. En un país donde el 70% de los bienes se transportan por carretera, éste es un gran problema. En algunas zonas los suministros de alimentos frescos se agotarán probablemente en tres días.Sin embargo, el Gobierno tiene poco espacio para maniobrar. Los conductores piden al Gobierno que establezca una tarifa mínima para los servicios que varían con el precio del petróleo. Pero esto incumpliría las normas de competencia nacionales y comunitarias. El Gobierno tampoco puede bajar la tasa de impuestos sobre el petróleo, puesto que ya está al mínimo del 15% establecido por la Unión Europea. En cambio, el Gobierno ha ofrecido a los camioneros un paquete de 54 medidas. Pero éstas aún tienen que ser aceptadas por los dos mayores grupos de presión, Fenadismer y Confedetrans, y no serían suficientes para evitar que algunas empresas vayan a la quiebra.Incluso así, el Gobierno no puede mostrar debilidad. Los camioneros no son la única industria que se enfrenta a dificultades. Agricultores y pescadores miran de cerca lo que consiguen los camioneros. La respuesta del Ejecutivo español también la seguirán atentamente otros países europeos, donde hay planeadas protestas similares por el petróleo, sobre todo en Reino Unido, donde el Gobierno ya está considerando medidas de emergencia ante la huelga de camioneros prevista para la semana próxima. Si España cede, los otros países lo tendrán difícil para mantenerse firmes.Por Fiona Maharg-Bravo