El billete electrónico entierra al de papel
El billete de papel ya es historia. A partir de ayer, 1 de junio, el tradicional pasaje formado por varias hojas grapadas y papel calco rojo que las aerolíneas han empleado desde los años 20 del pasado siglo ha sido sustituido por un montón de unos y ceros con la imposición del billete electrónico. Una medida que, según cálculos la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), permitirá un ahorro de más de 2.000 millones.
Sin embargo, la medida ordenada por la IATA hace ya cuatro años ha provocado pocos cambios en el funcionamiento diario de las 240 compañías que forman parte de esta organización, entre ellas también las españolas, ya que desde hace tres meses el 93% de los billetes ya se emitiían en formato electrónico.
Para las cuentas de las aerolíneas, el objetivo de la IATA de "cero papel" supondrá un ahorro de más de 2.000 millones de euros en un momento delicado para el sector por el elevado precio de los carburantes y la subida a máximos del barril. De hecho, el billete tradicional de varias hojas de papel, que comenzó a funcionar en la década de los años 20 del siglo pasado suponía un gasto aproximado de 8,5 euros frente a los 8 céntimos que cuesta el electrónico.
A lo largo de los años este tipo de pasajes fue evolucionando, primero con la introducción de un modelo estándar y más adelante, en los años 80, con la incorporación de una banda magnética que permitía almacenar la información electrónicamente y que permitía emplearlo también de tarjeta de embarque.
Por su parte, el primer billete electrónico fue emitido en 1994. Aunque tardó en implantarse. Una década más tarde, en 2004, tan sólo el 19% de los billetes eran electrónicos.