Trabajo de equipo en Columna
Ballesteros dirige junto a dos socios la agencia de publicidad en un entorno práctico
Guillermo Ballesteros no tiene despacho. Asegura el director creativo y ejecutivo de la agencia de publicidad Columna Brand Strategy que el trabajo que desarrolla no podría hacerse con la misma eficacia encerrado entre cuatro paredes. Así que ocupa uno de los dos extremos de una mesa enorme a la que, además de él, se sientan un diseñador industrial y cuatro directores de arte. 'Esta disposición agiliza mucho los procesos y si alguno de nosotros necesita aislarse puede ir arriba'. Ballesteros (Barcelona, 1968) se refiere a la planta de arriba, donde tienen espacios más tranquilos y una terraza que rodea casi toda la oficina.
Detrás de la silla donde se sienta tiene lo que el define como rincón emocional, en el que predominan fotos y dibujos infantiles. Tiene la necesidad de tener cerca algunas referencias personales, la mayoría de su hija pequeña, de siete años (tiene dos más de 15 y 12). 'Paso muchas horas aquí y no está de más poder aprovechar la energía positiva y tener siempre presente una muestra de creatividad infantil'.
Ballesteros es socio desde hace ocho años de la agencia (junto a Balma López, Víctor Contijoch y Miquel Alzueta), pero tiene otros diez más de experiencia. La firma tiene la sede en Barcelona a pesar de que reconoce que en Madrid 'es donde se cuece todo'. La conciencia de que hay que tener presencia en el día a día de la capital le hace viajar con cierta frecuencia. Otros destinos habituales son Londres o Ámsterdam, las sedes de las multinacionales Kraft y BGB para las que trabajan. 'No me importa moverme, pero tampoco me apasionan los viajes de trabajo', asegura. A Ballesteros lo que le gusta es el día a día del despacho, no tanto la presencia ante los clientes, pero reconoce que es fundamental la comunicación con éste.
'En el campo creativo todo es mejorable, así que llega un momento en que tienes que ser capaz de decir basta'
En cuanto al ritmo de trabajo, explica que los plazos con los que trabajan son cada vez más cortos. 'Tener a una multinacional como cliente puede ser una mina, pero una mina sin oxígeno', bromea. Suele llegar a las nueve y cuarto, después de dejar a sus hijos 'en la lanzadera' que los llevará al colegio. Aprovecha el primer café de la mañana para reunirse con los directores de arte y el diseñador industrial. 'Es el momento de despertarnos, de ver de qué color estamos ese día, de controlar el volumen de trabajo, ver cómo van los proyectos, pero es también el momento de hablar de cuestiones personales'.
Cuenta que es difícil desarrollar en el horario teórico (de nueve a dos y de cuatro a siete) un trabajo sin interrupciones de clientes, de reuniones o de llamadas telefónicas, lo que en la práctica obliga a quedarse más allá del horario establecido. 'Es difícil que podamos acabar antes de las ocho o las nueve'. Aún así, intenta que su gente tenga un límite porque es consciente de que tienen vida privada. 'A mi mismo, me apasiona lo que hago, pero todo es trabajo, tengo también una familia y unos amigos. Además, en este tipo de profesiones creativas todo es mejorable, así que llega un momento en el que tienes que ser capaz de decir basta'. Procura pasarlo bien con lo que hace y sostiene que la energía negativa que se genera si no es así puede afectar al trabajo conjunto.
Da gusto hablar con Ballesteros de la actual situación económica, porque no habla de crisis, sino de 'mercado rarito'. Asegura que su agencia no ha notado una disminución del volumen de trabajo. Al contrario, a raíz de su relación con multinacionales como Kraft (con sede en Londres) y BGB están planteándose la posibilidad de crear joint-ventures con socios locales en algunas ciudades. Sabe que es importante contar con multinacionales entre los clientes, pero también de que no deben suponer un porcentaje muy alto sobre los ingresos totales. 'Todos debemos tener claro que por muy bien que lo hagas siempre hay una rotación en los clientes, es bueno para ellos y para nosotros, porque llega un momento que ya no sabes qué ofrecerles. Mantener un cliente más de cinco años es dificilísimo'.
La importancia de los colores
Ballesteros puede interpretar todo en base a los colores. Su tarjeta de presentación puede ser azul, naranja, fucsia, verde o marrón 'dependiendo del color que esté ese día'. Quizá por eso el nombre de la agencia es Columna Brand Strategy and Colors.Las oficinas tienen colorido y detalles originales por todas partes. Uno de los que más llama la atención es el enorme reloj que decora una de las paredes. Una pieza de anticuario procedente del campanario de la iglesia de un pequeño pueblo francés.Pero lo más importante son las personas. 'No es fácil encontrar gente con valor, es un bien muy escaso'. A la hora de contratar quiere profesionales con inquietudes e ideas. 'También miro que haya buena sintonía, es alguien con quien vas a pasar muchas horas'. Dice que una parte de su trabajo es saber qué le gusta y qué no le gusta al cliente. 'Te trasladan fácilmente su parte racional, pero también nos interesan sus sentimientos'. Se emociona con facilidad, asegura, 'si me gusta algo puedo llorar, es muy importante que te impliques en lo que haces'.Columna tiene una plantilla de 23 trabajadores. Y sí, cree que los jóvenes tienen otros valores. 'No están muy acostumbrados a esforzarse para llegar a algo, quieren empezar ya diseñando algo para Coca-Cola'.