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Internet

El servicio de Wifi municipal muestra sus debilidades tras fallar en Portland y Filadelfia

Filadelfia ha sido la tierra del mayor experimento Wifi municipal. Pero este experimento terminará en unos días, lo que significa que el proyecto de proveer de banda ancha a toda la ciudad a bajo precio ha sido un fracaso.

Los resultados en Portland, otra ciudad llamada a seguir este ejemplo a gran escala, han corrido la misma suerte lo cual da la puntilla a una serie de fracasados proyectos municipales, operados por compañías privadas, para dotar de internet a varias ciudades de EE UU.

El plan de Filadelfia había sido el más importante y ambicioso no solo porque fue uno de los primeros en ponerse en marcha (con gran traca publicitaria) sino también porque con él se trataba de dar cobertura a la sexta ciudad más populosa del país (con unos 1,5 millones de habitantes). Pero ahora el operador, Earthlink, cerrará el 12 de junio toda la red que ha ido montando para cumplir su contrato de 10 años. Retirará los transmisores de las farolas y se los llevará.

En el otro lado del mapa del país, la Costa Oeste, el proyecto de Portland, Oregón, también ha hecho aguas. De hecho, la compañía que se hizo con la concesión, MetroFi, ha dicho que va a dejar este negocio de 'muni Wifi', lo cual afecta a nueve ciudades incluidas Cupertino (sede de Apple), San José, y Santa Clara (en el corazón de Silicon Valley) y Portland, la mayor concentración urbana de su cartera.

El experimento ha costado 2,6 millones a los contribuyentes de Filadelfia

Hace unos días, el consejero delegado de MetroFi, Chuck Hass, dijo que vendería la red por menos de 900.000 dólares (unos 580.000 euros) y si no había compradores la cerraría.

El fallo de ambos casos tiene raíces similares: el modelo de negocio. El coste de extender la red en las ciudades lo asumía la empresa y al municipio no le costaba nada. La financiación de este esfuerzo se obtendría a través de anuncios y suscripciones baratas. El problema es que la fórmula forzaba una extremada dependencia de la publicidad. Para las compañías era muy ventajoso porque además les aportaba un mayor volumen de clientes. Sin embargo, el fallo ha estado precisamente en esta necesidad de atraer publicidad, que no se ha materializado en la cuantía necesaria.

MetroFi nunca consiguió la masa crítica suficiente de anuncios y por ello decidieron parar la extensión de su red y poner en venta la compañía antes de llegar a cubrir los vecindarios más humildes. MetroFi, que había captado 15 millones de dólares por parte de varios fondos, no ha podido obtener más capital.

A Earthlink, que en el último trimestre vio como sus ingresos caían un 18%, no solo le falló la publicidad sino que además está perdiendo más de 2,5 millones de dólares al año por este proyecto. Ella misma pidió a un juez la disolución del contrato con Filadelfia. El fin del sueño Wifi municipal en esta ciudad no es el único revés para sus habitantes que además de usuarios son contribuyentes. Y es que aunque el contrato era gratis, Filadelfia ha terminado pagando unos 2,6 millones de dólares (1,7 millones de euros) entre varias partidas relacionadas con este plan.

De estos, 1,26 millones se han ido en pagos a consultoría abonadas por el organismo sin ánimo de lucro a cargo de este proyecto, Wireless Philadelphia. Por otro lado, la ciudad concedió a esta institución un préstamo de 1,4 millones de dólares para echar a andar, algo que ya no hará tras la marcha de su proveedor, Earthlink. El préstamo fue perdonado por la alcaldía.

El fin de los argumentos para la privatización

Hace unos años, cuando empezaron a estudiarse los proyectos de extender Wifi en algunos municipios, muchas empresas de telecomunicaciones unieron sus fuerzas para evitar que las ciudades montaran sus propios negocios y se quedaran con la explotación.Civitium, una consultora que ha trabajado para Wireless Philadelphia, y que cobró por dicha tarea, dijo que este proyecto ha fallado por varias razones. Entre ellas destacan las diferencias entre los objetivos de los accionistas de una compañía cotizada y el fin del servicio público, y los cambios de responsables tanto en Earthlink como en la propia ciudad. Además hay que tener cuenta las limitaciones de la tecnología para este tipo de servicios, algo de lo que no se han dado cuenta ni las empresas ni las autoridades hasta ahora.Se da la circunstancia de que Dianah Neff, que era la autoridad de la ciudad y la encargada de negociar en su día la concesión de esta red para Earthlink, trabaja para Civitium desde el año 2006.

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