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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El avión necesita un reajuste

La compañías aéreas españolas se enfrentan a tiempos revueltos. Al encarecimiento del combustible que cercena sus cuentas de resultados, se une la contracción del mercado nacional. En el primer cuatrimestre del año, el número de viajeros creció un 4,5%, la mitad que hace un año, y 12 de los 47 aeropuertos nacionales sufrieron descensos.

La desaceleración económica está provocando que los españoles viajen menos o sustituyan el avión por otros transportes más económicos. Se trata de un problema serio pero coyuntural, que debería remitir cuando vuelvan las vacas gordas. Sin embargo, la debilidad económica no es la mayor de sus amenazas. Por un lado, el sector se encuentra con un exceso de oferta tras la aparición en los últimos años de nuevos competidores. Como muestra, los viajeros que utilizaron entre enero y abril una low-cost creció un 27%, frente al 4% de las tradicionales. Por otro, el AVE está restando cuota y queda patente en que las ciudades con nuevos destinos del tren de alta velocidad han crecido menos de la media en viajeros. Barcelona, un escaso 0,4%. Y estos no son problemas coyunturales.

Además, el verano se presume peor. Para la temporada alta -abril a octubre-, las compañías que operan en España han comunicado que reducirán sus slots (derechos de despegue y aterrizaje) en un 15% respecto a 2007 ante la baja rentabilidad de algunos trayectos. AENA, más optimista, dice que aumentará un escaso 1,3%. Son vuelos nacionales con origen y destino en ciudades españolas, pues los extranjeros están creciendo. De hecho, el pasaje internacional ha superado al nacional en el aeropuerto catalán de El Prat por primera vez. Eso, al menos, garantiza que no disminuirá el volumen de extranjeros que visite España este año.

Las aerolíneas españolas tendrán que ingeniar fórmulas para convivir con un petróleo alto y un tren competitivo. Las fusiones son una solución que servirá para aumentar la ocupación por avión y su rentabilidad, aunque sería un error que la pérdida de competencia mermara el servicio y disparase el precio de los billetes.

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