Un poco de por favor
æscaron;ltimamente, y más a menudo de lo que me gustaría, me despierto por las mañanas un tanto agotado por la 'intensa' noche de reflexiones. 'Esto no nos puede estar pasando', 'es la tormenta perfecta', 'Esta juerga la tiene que pagar alguien' y así un sinfín de frases que escuchamos a diario y que reflejan el desánimo y las dificultades en las que se encuentra el sector inmobiliario.
Y la verdad es que no es para menos. Nos está cayendo un verdadero tsunami. Vale que estemos en un ciclo decadente y que la demanda se haya contraído del orden del 60%. Vale que los tipos hipotecarios hayan pasado del 3,5% al 5,5% en escasamente dos años. Vale que desde los medios de comunicación el 'aterrizaje forzoso', 'el estallido de la burbuja', 'la bajada de precios', haya sido una constante desde hace más de dos años.
Pero esto no es lo más grave que está pasando y aunque con todos los ingredientes anteriores cualquier otro sector económico lo pasaría realmente mal, lo realmente terrible es que el DINERO que recibe el sector de las entidades financieras se ha cortado.
Imagínense el efecto que esto produce, cuando la utilización media de recursos financieros ajenos es del orden del 80% sobre el total de los recursos utilizados.
Los promotores y todos los subsectores que dependen de ellos y que, créanme que son muchos, han pasado como primerísima prioridad a solucionar sus problemas de liquidez. Primero esto, que ya nos preocuparemos más adelante de nuestra cuenta de resultados.
No nos olvidemos que hace menos de un año era el propio sector financiero el que literalmente presionaba al sector inmobiliario para hacer operaciones y para crecer. En definitiva, para endeudarse más. Y no nos olvidemos tampoco que hace menos de año y medio se produjeron la primeras fusiones y adquisiciones de las primeras compañías inmobiliarias de este país. Que dicho sea de paso, fueron evidentemente financiadas por la banca nacional e internacional.
Está claro que en todo cambio de ciclo los sectores que más se ven afectados se depuran y se liberan de sus excesos e ineficiencias. El resultado es paro, cierre de empresas, impagos, bajadas de precios y diversos ajustes dolorosos pero necesarios. El sector se ajusta para renacer sano, con los supervivientes, con los 'buenos'.
Sin embargo, lo que nos puede pasar ahora es que la depuración vaya más lejos de lo estrictamente necesario y que también caigan los 'buenos', entendiendo por 'buenos' los que hubieran hecho bien los deberes, compañías de toda la vida que han ganado dinero. Si, lo digo con mayúsculas y con orgullo porque también han dado a ganar a los demás y porque han generado empleo y riqueza.
La caída de los 'buenos', además de la natural depuración del sector nos haría dar importantes pasos atrás en la madurez de un sector muy relevante para nuestro país y perder mucho terreno ganado en estos años anteriores.
Es cierto que las propias entidades financieras tienen sus problemas, y gordos, de financiación, pero el sistema financiero cuenta con recursos más que amplios, especialmente los bancos y cajas españoles. O por lo menos eso es lo que no paran de decirnos.
Así que mi alegato termina diciendo, o sugiriendo, o reflexionando en voz alta: si siguen estrangulando financieramente a este sector, no sólo caerán los 'buenos' sino que perderá todo el mercado y que una crisis necesaria se convertirá en una supercrisis innecesaria.
Señores de los bancos y de las cajas sean más selectivos y no maten a los 'buenos' por el propio interés y por el de todos.
En honor a la verdad, tengo que decir que desde mi modesta atalaya de observación ya detecto alguna señal en este sentido. Estamos empezando a leer noticias con acuerdos de refinanciación que se empiezan a firmar con los grandes. Pero en este sector tan atomizado y territorializado, por favor, no se olviden de los menos grandes.
Luis Corral. Consejero delegado de Foro Consultores Inmobiliarios