Vitoria despide a Juan Manuel Piñuel, el guardia civil asesinado por ETA
El funeral de Juan Manuel Piñuel, guardia civil asesinado ayer por ETA en un atentado con una furgoneta-bomba en la casa-cuartel de Legutiano (Alava), que se ha celebrado hoy en la Catedral Nueva de Vitoria con la presencia de los Príncipes de Asturias y tras recibir el largo aplauso de miles de personas congregadas en el exterior del templo, ha finalizado poco antes de las doce del mediodía.
El féretro, portado por representantes del instituto armado y cubierto en todo momento por la bandera española, ha sido después trasladado al Aeropuerto de Foronda, de donde ha salido en avión con destino a Málaga.
Tras cerrarse a las diez y diez la capilla ardiente, instalada en la Subdelegación del Gobierno en Vitoria, el féretro ha sido trasladado a la cercana Catedral Nueva de Vitoria, escoltado por sus compañeros y seguido por una comitiva en la que iba su viuda, María Victoria, muy emocionada, acompañada en todo momento por los aplausos de los vecinos de Vitoria.
Allí esperaban al féretro, en la escalinata de un templo abarrotado, los Príncipes de Asturias; el presidente de Senado, Javier Rojo; la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; la de Defensa, Carme Chacón y el lehendakari, Juan José Ibarretxe, entre otros políticos, así como altos cargos de la Policía y de la Guardia Civil.
Al pie de las escaleras se le han realizado honores y se ha interpretado el himno nacional. Posteriormente, ha sido introducido en el templo a hombros, seguido por las autoridades mientras continuaban los aplausos por parte de las miles de personas congregadas en el exterior de la catedral.
Por deseo de la familia, se han cerrado las puertas del templo y no se ha permitido el acceso de los medios de comunicación al funeral, que ha sido oficiado por el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi.
Asurmendi ha condenado "a los autores materiales y a los colaboradores" del atentado y se ha preguntado si "¿así se sirve al bien del pueblo vasco?". Durante su homilía, el obispo de Vitoria se ha hecho eco del "sentimiento general de rechazo y de rabia contenida contra los autores y los cómplices del terrible atentado", porque "la persona humana nunca debe ser utilizada como medio para alcanzar cualquier tipo de fin".
"Hartazgo" ante cientos de actos terroristas
A continuación, ha recordado el sufrimiento "atroz" de los familiares del agente muerto y ha denunciado la sensación de "hartazgo" que, según ha dicho, "sienten millones de personas ante un nuevo atentado criminal que se une a cientos de actos similares a lo largo de cuarenta años".
Por ello, Asurmendi ha planteado "la serie cruel de preguntas que nos corroen por no encontrar respuesta válida: ¿Para qué ha servido este acto criminal? ¿Con estas acciones se sirve al bien del pueblo vasco? ¿Hasta cuándo va a durar entre nosotros la lacra del terrorismo?".
Durante la misa una persona ha gritado: "Juan Manuel has muerto por ser español en una tierra en la que te puede costar la vida ser español. Gracias por tu sacrificio. Otros cogeremos la antorcha".
Este grito, en un momento de silencio después de la comunión, ha sido respondido con aplausos por algunos asistentes al funeral, al igual que los vivas a la Guardia Civil, más numerosos, cuando ya ha terminado el oficio religioso.
Al concluir éste, los Príncipes han dado el pésame a la viuda y al resto de familiares, con los que han tenido numerosos gestos de cercanía y cariño, y han sido despedidos con aplausos por las personas que se habían congregado a la entrada de la iglesia.
Después, tal y como ha ocurrido a la llegada del féretro, los varios cientos de vecinos allí reunidos han aplaudido a la salida del cuerpo sin vida de Juan Manuel Piñuel, una ovación que ha aumentado al ver salir a su viuda. El himno de la guardia civil, cantado por los compañeros de Juan Manuel, y una marcha fúnebre han culminado la despedida al agente.