Una industria unida
Desde que los seres humanos comenzamos a caminar erguidos no hemos dejado de movernos. Llevar a la gente y las cosas que la gente hace y venderlas en todo el mundo ha sido un impulsor de la civilización y el progreso durante miles de años. Pero en el siglo pasado, con la aparición y el crecimiento de la aviación, la humanidad ha dado un salto de gigante.
Hoy en día la aviación comercial, directa o indirectamente, contribuye en un 8% al PNB global y genera 29 millones de empleos en el mundo. La aviación también transporta el 40% en valor de las exportaciones interregionales de bienes, facilitando de esta forma el acceso a nuevos mercados para los países en desarrollo. El transporte aéreo ha hecho posible el mundo moderno, y continúa siendo una pieza clave de las economías emergentes.
Las mejoras de eficiencia han logrado disminuir su impacto medioambiental de forma drástica. Durante los últimos 40 años hemos reducido el consumo de combustible en un 70%, lo que es bueno para el negocio (menos gasto de combustible) y para el medio ambiente (menos emisiones de CO2). Asimismo, el ruido en origen ha bajado en más de 20 decibelios, disminuyendo de esta forma el ruido percibido en más de un 75%.
Sin embargo, una parte cada vez mayor de la opinión pública (en su mayor parte mal informada) amenaza con anclar de nuevo en tierra a nuestra industria. A pesar de nuestro progreso medioambiental en los últimos años, muchos están convencidos de que la aviación simplemente no está haciendo lo suficiente para contribuir al esfuerzo global frente al cambio climático.
Las previsiones de la industria aeronáutica coinciden en un crecimiento del tráfico de alrededor del 5% al año durante los próximos 20 años, lo que sugiere que nuestro impacto en el medio ambiente se incrementará en ausencia de nuevas y significativas mejoras. Sin embargo, los hechos dados a conocer por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), galardonado con un Premio Nobel, aseguran que la contribución de la aviación en las emisiones de CO2 podría pasar del actual 2% al 3% del total de las emisiones de CO2 generadas por el hombre en 2050. Aunque estas cifras parezcan pequeñas, si no se toman acciones adicionales, el porcentaje de nuestro sector se incrementará en un momento en que los Gobiernos han acordado, bajo el Protocolo de Kioto, reducir estas emisiones.
Claramente, el medio ambiente es nuestro último, y realmente el mayor, reto a largo plazo. Creo que el camino para resolver el problema es convertir las compañías aeronáuticas en empresas ecoeficientes -por ejemplo, manteniendo nuestra capacidad para crecer creando valor añadido con menos impacto en el medio ambiente-. Necesitamos identificar, anticipar y gestionar las expectativas de nuestra sociedad, y creo que debemos de hacerlo como una sola industria juntos.
La anticipación es primordial para un negocio de ciclo de vida largo, como el nuestro -y es aún más crítica cuando vemos las oleadas de legislaciones, medidas económicas y otras presiones que van dirigidas hacia nosotros-. De hecho, en 2004 la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) adoptó nuevas normativas sobre el NOx, que han entrado en vigor en enero de 2008, y apuntan a una reducción del 12% en los niveles medios de emisiones autorizadas de NOx para los nuevos motores de aviación. Sin embargo, ya se están evaluando reducciones adicionales de NOx, incluso antes de que las nuevas normas sean aplicables.
Ante todo esto debemos unirnos como industria -de la misma forma en que nos hemos unido en muchas otras áreas importantes como la seguridad- para superar el reto y convertirnos en una industria ecoeficiente. Por ello Airbus ha implementado recientemente la norma ISO 14001. Este es un paso importante en nuestros propios esfuerzos de ecoeficiencia, pero sugiero que todo el sector adopte globalmente esta filosofía.
Ya están en marcha algunos proyectos de investigación. En noviembre de 2007, varias empresas (incluyendo Shell, Rolls-Royce, Qatar Airways, Airbus y otras) acordaron unirse en un estudio conjunto de viabilidad sobre combustibles sintéticos gas a líquido (GTL) para reactores. Boeing, Virgin Atlantic y GE han anunciado un proyecto similar. De cara al futuro, debemos unir esfuerzos en investigación básica en áreas como células de combustible, materiales, tecnología de combustión y combustibles alternativos que podrían producir tecnologías de forma rápida y eficiente, y serían beneficiosos para todos.
La Comisión Europea acaba de lanzar su programa Cielo Limpio juntando lo mejor de la industria en Europa, fabricantes de aviones y motores, instituciones de investigación y universidades. Trabajaremos sobre retos tecnológicos, encaminados a reducir el impacto de la aviación en el medio ambiente, diseñados para estar listos para la próxima generación de aviones comerciales. En Europa los objetivos Acare (Advisory Council for Aeronautics Research in Europe) siguen siendo prioritarios en las agendas de la industria: para 2020 queremos un 50% menos de CO2, un 80% menos de NOx y menos ruido (respecto a las tecnologías disponibles en 2000).
Los nuevos aviones más limpios y los más grandes ofrecen un transporte más ecoeficiente. Si aviones modernos reemplazasen todos los aviones antiguos actualmente en vuelo podríamos reducir inmediatamente las emisiones de CO2 al menos en un 11%. Y si introdujésemos una gestión moderna del tráfico aéreo sólo en Europa podríamos ver otra reducción de emisiones de CO2 de más del 10%.
El cambio climático es un asunto global con múltiples causas, y un problema que necesita una solución global. Si las mejoras tecnológicas no son percibidas como suficientes para equilibrar el crecimiento en términos de emisiones de gases de efecto invernadero podemos anticipar incentivos económicos adicionales. La OACI ha indicado que un esquema global abierto de compra de emisiones podría ser una solución, con los mayores beneficios para el medio ambiente al menor coste. Además de esta guía de la OACI se necesita el apoyo del Grupo de Alto Nivel sobre Aviación Internacional y Cambio Climático para solucionar los contenciosos que aún quedan y extender la investigación sobre el asunto. Pero es importante que tengamos una normativa global, en vez de múltiples regulaciones regionales, para que todos trabajemos en la misma dirección.
En Airbus creemos que estamos haciendo lo correcto y que tendremos éxito a largo plazo como consecuencia de nuestras acciones de hoy. Estoy convencido de que podemos unirnos de nuevo y proteger la necesidad de crecimiento de la industria a la vez que reducimos nuestro impacto en el medio ambiente. Es nuestra responsabilidad responder a la necesidad de la sociedad de mayor movilidad y crecimiento económico -esta vez con el medio ambiente en la vanguardia-.
En aviación, debemos asegurarnos de que sólo el cielo sigue siendo el límite.
Tom Enders, Presidente y consejero delegado de Airbus