Rajoy se enteró por la mañana, poco antes de reunirse con el PP para repartir cargos
Eran las diez de la mañana y allí no estaban ni Eduardo Zaplana ni Manuel Pizarro. La reunión con los diputados del PP había sido convocada por el Grupo Popular del Congreso para que Mariano Rajoy anunciase el reparto de cargos en la Cámara Baja dentro de las 19 comisiones que funcionarán esta legislatura. Diez minutos antes de comenzar, Rajoy recibía una llamada a su móvil: quien actuó como portavoz parlamentario hasta las pasadas elecciones generales, le comunicaba al otro lado del teléfono que dejaba la política tras haber fichado por Telefónica. El líder del PP le deseó buena suerte, entró en la reunión y a los cinco minutos comprobó cómo arreciaba en todas direcciones una lluvia de mensajes a los móviles de los parlamentarios. Zaplana se había convertido en la estrella del día, eclipsando la importancia que la nueva dirección del PP quería darle al reparto de responsabilidades en esta etapa.
A media mañana, Zaplana hizo su aparición en el Congreso con el pretexto de formalizar su renuncia al acta de diputado. Medio centenar de periodistas le rodearon consiguiendo dejar en muy segundo plano lo que Rajoy hubiera deseado que fuera la noticia del día: el inicio de una nueva etapa en el Congreso gestionada por otras caras.