El despertar económico de Extremadura
La distribución de competencias derivada de la organización territorial resultante del desarrollo del título VIII de la Constitución ha convertido en absolutamente trascendentes a las políticas económicas regionales aplicadas por los diferentes Gobiernos autonómicos. En este sentido, entre los ejemplos más significativos se encuentra la actual experiencia que vive Extremadura.
Recordemos cómo a consecuencia de las últimas elecciones autonómicas, hace aproximadamente un año, tras 25 de gobierno, el casi eterno Juan Carlos Rodríguez Ibarra fue relevado por Guillermo Fernández Vara como presidente del Gobierno regional. La sucesión, después del largo periodo de un hiperliderazgo cargado de abundantes e intensos aciertos y errores, no era precisamente sencilla. Extremadura presenta el nivel de renta per cápita más bajo de entre todas las comunidades autónomas. Por el contrario, es la región española con mayor proporción de hogares perceptores de subsidios y la segunda en orden al porcentaje de percepción de subsidios de desempleo.
En este escenario de partida, el discurso del nuevo presidente incorporó desde el primer momento un indudable compromiso de apoyo a la inversión empresarial como apuesta decidida para superar la situación expuesta.
Pero lo que resulta aún más relevante es que el sentido inequívoco del discurso ha ido acompañado de decisiones y medidas reales plenamente coherentes con el mismo. Veamos algunos ejemplos significativos.
De entrada, la unificación de las consejerías de Industria y Medio Ambiente realizada en la configuración del Gobierno aparece como una decisión estratégica de importante calado. Con la unificación, se compatibilizan los objetivos de impulso al desarrollo económico y de sostenibilidad del mismo. De ese modo se evita que la disociación de las respectivas direcciones se convierta, además de en permanente conflicto de gobierno, en un freno permanente a la iniciativa empresarial -al respecto, el Gobierno regional de Cataluña es un claro ejemplo negativo-. Los resultados en Extremadura están siendo más que satisfactorios, revelándose la nueva consejería como un elemento tremendamente pro activo y auténtico catalizador de la actividad empresarial extremeña.
También cabe destacar el impulso trasladado a la Administración autonómica en orden a agilizar y facilitar la tramitación del conjunto de permisos y autorizaciones que se requieren para el inicio y desarrollo de los diversos proyectos empresariales.
Es asimismo relevante la preocupación del Gobierno de Fernández Vara por lograr un adecuado clima de confianza empresarial, dada la importancia que tiene esta variable en las decisiones de inversión. Sobre este punto, junto al discurso en pro de la actividad económica, resulta decisiva la accesibilidad entre autoridades y sociedad que ha implementado el nuevo equipo de gobierno. Los ajenos a la región deben saber el libre acceso de cualquier ciudadano -sea o no empresario- a la dirección de correo electrónico del presidente regional que, adicionalmente, se encarga personalmente de que todos y cada uno de los e-mail recibidos tengan adecuada respuesta.
Pues bien, con tan sólo un año de gobierno, empiezan a ser perceptibles los primeros frutos de la nueva política económica regional. El inicio de un cambio se anticipa por diversos datos cuantitativos referidos a variables fundamentales. Así, después de varios meses de disminución consecutiva, en el pasado mes de febrero el índice interanual de producción industrial de Extremadura rompió la citada secuencia creciendo un 1,4%.
De otra parte, hemos visto que el empleo representa para Extremadura una auténtica asignatura pendiente. Pues bien, es importante destacar que en los últimos 12 meses la economía extremeña se ha comportado considerablemente mejor que el conjunto de la economía española. En dicho periodo, mientras el paro registrado creció en España un 11,7%, en Extremadura lo hizo sólo al 3,9%. Especialmente significativos son los datos referidos a la industria, toda vez que mientras en dicho sector el paro registrado en el conjunto nacional aumentó un 4,5%, Extremadura ha conseguido hacerlo disminuir casi un 1%.
De modo simétrico, debe resaltarse que, durante el último año, el ritmo de crecimiento del número de los afiliados a la Seguridad Social en Extremadura ha doblado al conseguido por la media española, 1,6% en Extremadura frente a 0,7% en el conjunto de España.
En otro orden de cosas, es obvio que para ascender en el ranking regional de renta per cápita -donde ocupa el último lugar-, Extremadura necesita que los ingresos de su población crezcan en mayor medida que la media nacional. También en este campo los datos son ahora positivos, puesto que la recaudación correspondiente al primer trimestre de 2008 del impuesto sobre la renta de las personas físicas de 2008 -derivado de las retenciones a cuenta y de los pagos fraccionados- ha aumentado un 17,2% respecto a los tres primeros meses de 2007, un punto por encima del crecimiento habido en la recaudación global del conjunto español, 16,2%.
Sin duda, para superar la situación de la economía extremeña, 12 meses constituye un periodo extremadamente breve y más aún si dicho periodo coincide con una crisis económica de carácter general, pero es evidente que el sentido de los datos expuestos invita al optimismo. Puede afirmarse que habiendo conseguido el Gobierno de Fernández Vara el inicio del despertar económico de Extremadura, el sostenimiento de su política puede lograr un cambio histórico en la economía de su región.
Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer. Ex presidente de la SEPI y consejero de Inmo Elduayen