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Salud

Tener un mal jefe aumenta el riesgo de sufrir un infarto

Si es usted uno de esos sufridos profesionales que debe lidiar día a día con un jefe nefasto comience a cuidar su corazón. El psicólogo estadounidense Kenneth M. Nowack alertó ayer sobre los problemas sanitarios que sufren los empleados que tienen 'un mal jefe', lo que a menudo se traduce en mayores riesgos cardiovasculares, en contraposición con los efectos que producen los denominados 'buenos líderes', que aumentan 'la productividad y el rendimiento' de su plantilla.

En el marco de la conferencia El impacto del estrés en la cuenta de resultados de las empresas, celebrada esta mañana en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, en colaboración con la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (Aedipe) y la consultora Tools4Training, Nowack insistió en la importancia de una correcta gestión del estrés 'para lograr que la empresa sea lo más competitiva posible'. Así, el experto ofreció una serie de pautas para que, aquellos que ocupan puestos de responsabilidad, lleguen a ser buenos líderes, entre las que destacó la importancia de 'involucrar a los trabajadores en sus tareas, mostrar interés por su carrera profesional, reconocer sus méritos y desarrollar programas de salud en los centros de trabajo'.

Además, los buenos líderes deben, según Nowack, 'ser honestos, compartir información con sus empleados y preguntarles siempre cómo se sienten, para ganar su confianza'. De este modo, los trabajadores 'pensarán que su jefe se preocupa por ellos'.

En este punto, el psicólogo recordó que un elevado nivel de estrés entre los empleados no sólo genera un mayor absentismo laboral sino también 'más presentismo', es decir, que el trabajador 'está físicamente en su puesto pero no mentalmente'.

El experto también ofreció una serie de consejos para los trabajadores como realizar ejercicio físico o ampliar sus redes sociales en su entorno laboral.

Felicidad

En su intervención, Nowack reveló a los asistentes la 'fórmula para ser felices', compuesta en un 50% por las condiciones genéticas, en un 10% por las circunstancias externas y en un 40% por las decisiones que tomamos a lo largo del día. Asimismo, se mostró contrario a disfrutar de una 'felicidad plena' ya que conlleva 'una ausencia de motivación'. 'El estado ideal es el de felicidad moderada porque nos lleva a desear mejoras en nuestro trabajo y en nuestra vida personal', apostilló.

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