Un lastre para el pequeño inversor
La ingente necesidad de capital de muchas compañías y entidades financieras está afectando de lleno a sus accionistas; a los grandes, claro está, pero también al pequeño inversor que confió sus ahorros a la revalorización de tal o cual valor bursátil.
Hasta la fecha, los mercados han experimentado fuertes caídas, en un clima de volatilidad extrema. Pero se puede concluir que, por el momento, la sangre no ha llegado al río. Los índices caen, es cierto, pero no reflejan por el momento el peor escenario económico que algunos vaticinan.
El problema es que a medida que aumentan las necesidades de capital de las compañías, peor escenario pinta para los inversores. Según un estudio de Citigroup recogido ayer por Bloomberg, este año vence deuda corporativa en EE UU y Europa por valor de un billón de dólares (unos 632.000 millones de euros), la cifra más elevada desde el año 2000. El coste de la financiación no es el mismo hoy que hace tan sólo unos meses, con lo que las empresas van a tener que emplear más capital del estimado para refinanciar esa deuda.
Así que las empresas y las entidades financieras buscan dinero hasta debajo de las piedras y, entre las soluciones encontradas, aparece en las primeras posiciones la venta de paquetes de títulos. Estando las cosas como están, los precios de venta de esas acciones no pueden ser tampoco muy elevados. Más bien al contrario: hay que vender con descuento. Bloomberg cifra en 14,7 veces el PER al que compañías como Wachovia, Wesfarmers o Imperial Energy están vendiendo sus acciones, el nivel más bajo desde 1995.
Cabe prever, por tanto, una avalancha de descensos en los mercados de valores si las empresas se ven obligadas a vender sus títulos a precios de ganga. A lo que hay que añadir el recorte de los dividendos, en línea con el aumento de las necesidades de capital. Escenarios, ambos, poco propicios para el inversor en Bolsa.