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Aerolíneas

Berlusconi ofrece un pacto a Aeroflot sobre Alitalia

Bancos italianos ofrecen 2.000 millones por el grupo.

A Alitalia no le faltan pretendientes. Una vez pasadas las elecciones que han dado por ganador al líder de la derecha Silvio Berlusconi, han vuelto a aparecer viejas proposiciones que parecían destinadas al baúl de los recuerdos. Tras una reunión de Berlusconi con el presidente ruso Vladimir Putin en Cerdeña el pasado viernes, este último admitió que estaba dispuesto a retomar los contactos entre compañía rusa Aeroflot y Alitalia, en el marco del proceso de privatización de la aerolínea de bandera italiana.

Putin aseguró el viernes que ya ha mantenido conversaciones con el presidente de Aeroflot, Valeri âkulov, quien señaló su disposición 'a retomar los contactos con Alitalia' y agregó que el resultado dependerá de 'las negociaciones entre ambas empresas'.

Pero Berlusconi lo tiene claro. No quiere que nadie se coma nadie. Quiere que la aerolínea que posee el Estado italiano en un 49,9 % juegue en condiciones de igualdad. El futuro primer ministro, que repetirá cargo por tercera vez, indicó que 'podría haber una mesa en la que se sentasen' Aeroflot y Alitalia para ver si se puede ir en la dirección de reforzar la colaboración de ambas compañías. Eso sí, siempre mediante un acuerdo de igualdad que 'pueda dar vida a un grupo de gran prestigio'.

Berlusconi quiere hablar con Sarkozy para modificar la oferta de Air France

Para Aeroflot, ésta no es su primera intentona. En un primer momento del proceso de privatización de Alitalia, abierto en diciembre de 2006, la compañía estatal rusa manifestó su interés por participar en ella, pero finalmente se retiró.

Por otra lado, diferentes bancos italianos están dispuestos, con el apoyo del gobierno saliente y la mayoría de centro-derecha entrante, a invertir entre 1.100 millones de euros y 2.000 millones de euros a condición de contar con el apoyo de los sindicatos de la aerolínea.

Esta solución, parecida a la empleada en la crisis de Fiat en el año 2002, permitiría al Gobierno de Berlusconi contar con un plazo superior a un año para encontrar una solución en el marco del proceso de privatización de la compañía de bandera italiana, según fuentes sindicales citadas por la prensa.

Berlusconi mira a Francia

El vencedor de las recientes elecciones italianas no está dispuesto a jugarse la aerolínea a una carta. Mientras mantiene contactos con otras aerolíneas y negocia créditos con bancos no deja de lado la oferta que ha marcado los últimos meses de Alitalia.

Berlusconi dijo el viernes que desea hablar con el presidente francés Nicolás Sarkozy sobre una posible modificación de la oferta de Air France-KLM para comprar Alitalia. El futuro primer ministro de Italia, que anteriormente se había mostrado en contra de la operación de compra por parte del grupo franco-holandés, ahora sólo exige una importancia 'equitativa' al acuerdo.

También hay otra posibilidad: 'regresar a la solución previa (...) la formación de un gran grupo internacional con la misma dignidad para las tres compañías (Air France, Alitalia y KLM)', tal y como dijo Berlusconi en una conferencia de prensa. Sin que nadie se coma a nadie.

La CE avisa de que no habrá más ayudas

La Comisión Europea recordó el viernes a Alitalia que no podrá recibir más ayudas de Estado para su reestructuración hasta 2011, ya que la aerolínea de bandera ya ha agotado las ayudas estatales hasta la fecha.El portavoz de Transportes del Ejecutivo comunitario, Michele Cercone, recordó esta realidad ante la posibilidad que esgrimió el recién elegido primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, de conceder una línea de crédito puente de entre 100 y 150 millones de euros para reflotar la compañía para evitar que Air France-KLM se haga con la misma.Cercone recordó que la aerolínea italiana ya obtuvo una subvención para su reestructuración, de la que recibió los últimos fondos en 2001, por lo que hasta 2011 no podría ser objeto de más asistencia financiera con cargo al erario público.El portavoz insistió en que cualquier crédito estatal debería respetar los mismos principios que un inversor privado.

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