Contrastes eléctricos
Los movimientos de buena parte de las grandes eléctricas europeas para comprar British Energy son, ante todo, una señal del interés de los grupos por tomar posiciones ante la más que previsible reestructuración del sector en toda Europa. Pero al mismo tiempo son también el reflejo de la contrastada disposición del Gobierno británico a no poner dificultades a la entrada de grupos extranjeros en empresas del país, siempre que se respete la competencia. Una disposición, en este caso, con doble motivo, puesto que la compañía objeto de interés no sólo es la mayor generadora de electricidad en Reino Unido, y propietaria de gran parte de las centrales nucleares, sino que está controlada en un 35,2% por el Estado. La contradicción sería que, tras las pujas y movimientos en marcha, la empresa acabase en manos de un grupo como EDF, controlado a su vez por el Estado francés que, al contrario que el británico, no está dispuesto a abrir las puertas de su eléctrica a socios extranjeros.