Desbordados por las previsiones
Las previsiones se quedan viejas en cuestión de semanas. La sensación y los datos adelantados de actividad muestran una situación cada vez más deprimida. Ayer le tocó el turno al Fondo Monetario Internacional (FMI), que rebajó sus estimaciones para la práctica totalidad de las grandes economía mundiales. De hecho, el conjunto del planeta crecerá un 3,7% este año, cuando en enero el organismo apostaba por un 4,2%. En esta revisión, el peor recorte se lo lleva Estados Unidos, que crecerá este año a un raquítico medio punto y es posible que durante algunos trimestres su dato sea negativo, lo que le llevaría a la recesión.
España, en plena tormenta, también ha recibido su corrección, una de las mayores entre las economías desarrolladas. Según el FMI, terminará 2008 con un crecimiento del PIB del 1,8%, lo que supone rebajar las previsiones de enero seis décimas. En cierta forma es lógico que España reciba una de las mayores rebajas: era uno de los países cuyas previsiones seguían siendo más altas. De hecho, a pesar de la revisión a la baja se mantiene en la parte alta de la tabla de las economías de la UE, aunque el diferencial con los otros países empieza a recortarse. Según las cifras anunciadas ayer por el Fondo, si España crecerá al 1,8%, Alemania o Francia lo harán al 1,4%. Además, el recorte en la práctica no es equivalente, pues alzas cercanas al 1,5% en las dos grandes economías europeas les permitirían crear empleo. La economía española necesita, históricamente, ritmos superiores y el 1,8% puede suponer que la economía no sea capaz de generar suficientes puestos de trabajo. Siempre se ha calculado que por debajo del 2% de crecimiento se destruiría empleo. De hecho, el FMI establece que la tasa de desempleo española aumentará al 9,5% este año.
La fuerte desaceleración mundial en los mercados inmobiliarios es la justificación, por parte del FMI, de la mayor rebaja sufrida por España, muy expuesta a este sector. El peligro es que otras actividades se vean afectadas y con ello se retraiga de forma considerable el consumo deprimiendo aún más la economía. En este sentido, dos grandes grupos de productos de consumo como Ikea y Carrefour anunciaron ayer que empiezan a sufrir los efectos de la ralentización.
En cualquier caso, está por ver si realmente la situación en la economía nacional está debilitándose a los niveles que apunta el FMI, pues no se debe olvidar que en el cuarto trimestre crecía al 3,5%. No obstante, el Servicio de Estudios del BBVA ya apuntó esta misma semana que el año terminaría por debajo del 2%. Si la economía no supera ese límite, se debería entender que la situación es más alarmante de lo que se venía diciendo.
Pero, si el escenario es gris para este año, el cuadro del próximo es peor e, incluso, la zona euro y España crecerán a ritmos menores, según distintos pronósticos. Parece que la corrección tendrá que esperar a 2010. Y uno de los mayores problemas es que la política monetaria deja pocas posibilidades de reacción por las fuertes tensiones inflacionistas. Así, el BCE niega toda posibilidad de rebajar tipos hasta que el IPC no afloje en el conjunto de la zona euro. Y con el petróleo en máximos, la esperanza se diluye.