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CincoSentidos

Cómo salir de un infarto a los 40

Cada cinco segundos se produce un infarto en el mundo. El 10% de los enfermos tiene ya menos de 45 años.

El corazón no avisa. Mujeres que antes se sentían a salvo gracias a sus estrógenos, cuarentones que pensaban que el infarto era cosa de viejos y jóvenes que no habían oído hablar nunca del ictus cerebral se dan ahora de bruces con una realidad no deseada: sin saber cómo ni cuándo descubren que la enfermedad cardiovascular se ha colado en sus vidas y les ha convertido a una edad que no correspondía en enfermos cardiacos. De un tiempo a esta parte -dos o tres años- el número de casos está aumentando.

Actualmente, el 10% de los pacientes que llegan a los hospitales aquejados de infarto tienen menos de 45 años. En España, este porcentaje ronda el 8%. 'æpermil;stos son los que atiende el Sistema Nacional de Salud, pero seguramente hay más, muchos se quedan en el camino', anuncia la doctora Carmen de Pablos, responsable del área de Prevención de la Sociedad Española de Cardiología.

Cada dos segundos se produce una muerte por enfermedad coronaria en el mundo, cada cinco un infarto de miocardio y cada seis segundos un ictus cerebral. Las autoridades sanitarias prevén que los fallecimientos alcancen aproximadamente los 25 millones en 2020.

Cuando se es fumadora y se consume la píldora, el riesgo de infarto se multiplica por cinco

Detrás de esta patología y la aterosclerosis (grasa en las arterias) que la provoca están el tabaco, el alcohol, la hipertensión, el colesterol, la diabetes, la nefropatía diabética y la obesidad (índice de masa corporal superior a 30). O lo que es lo mismo, el estilo de vida. Los únicos factores de riesgo no modificables son la edad -hombres mayores de 55 años y mujeres que superan los 65 años-, y tener antecedentes familiares de enfermedad temprana.

'El 15% de la población española entre 25 y 60 años es obesa -advierte De Pablos-, y el 13% de los niños y jóvenes. Somos el segundo país de Europa con mayor número de niños gordos. Estamos hablando de un problema de salud pública', concluye la doctora. Uno de cada 10 trabajadores españoles en activo padece ya síndrome metabólico 'y muchos adolescentes entre 16 y 18 años', recuerdan en la Sociedad Española de Cardiología. Son enfermos con obesidad abdominal, colesterol alto, diabetes e hipertensión, un cóctel explosivo que propicia el acúmulo de grasa en las arterias. 'Nacemos con ellas limpias y se van estropeando con la edad, pero cada vez encontramos a más jóvenes de 25 años con las arterias deterioradas', explica José María Maroto, jefe clínico de Cardiología y responsable de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Ramón y Cajal, la más veterana y reputada de España.

En este hospital media docena de hombres y mujeres que aún no han cumplido los 45 años aprenden a vivir de nuevo. Hace menos de un mes que fueron ingresados en la unidad de cuidados intensivos. Durante tres o cuatro meses, de la mano de un equipo multidisciplinar dirigido por un cardiólogo, y en el que participan médicos rehabilitadores, enfermeras y psicólogos, los infartados acuden a la Unidad de Rehabilitación Cardiaca para aprender a comer correctamente, a vivir sin fumar, a relajarse, a controlar los factores de riesgo y a hacer deporte. Las ventajas de este cursillo son muchas. 'Cada met (consumo de energía en reposo) que se recupera en la rehabilitación aumenta la supervivencia del paciente entre un 10% y un 15%', señala Koldo Villelabeitia, rehabilitador cardiaco del nuevo Hospital Infanta Elena (Valdemoro), que gestiona para la red pública madrileña la empresa sueca Capio.

A pesar de los beneficios de esta terapia, apenas es conocida. Sólo hay 30 centros en todo el Sistema Nacional de Salud, entre hospitales públicos y privados. 'Desgraciadamente, en España, apenas se rehabilita el 3%', se queja José María Maroto. En Austria o en Alemania acude el 100% de los enfermos.

El infarto sigue siendo más habitual entre los trabajadores manuales que entre los profesionales, pero éstos no deben bajar la guardia. Sobre todo si padecen estrés laboral o son mujeres. 'Cuando consumes anticonceptivos y eres fumadora, el riesgo de sufrir un infarto se multiplica por cinco', explica la doctora De Pablos. Las drogas también paran muchos corazones jóvenes. 'Los infartos e ictus cerebrales entre los menores de 30 años suelen deberse al consumo y abuso de sustancias tóxicas y anfetaminas. Hay casos de cardiopatías congénitas no diagnosticadas, pero es más frecuente que se trate de un consumidor habitual', recuerdan los médicos. En ciertos organismos incluso la coca desencadena el infarto inmediatamente.

Comenzar una vida nueva

Síntomas.En el infarto, dolor o molestias en el centro del pecho, los brazos, el hombro izquierdo, los codos, la mandíbula y la espalda. También dificultades respiratorias o disnea, náuseas y vómitos, mareos o desmayos, sudores fríos repentinos y palidez. En el ictus, debilidad repentina en la cara, brazo o pierna, casi siempre sólo en un lado del cuerpo. También confusión y dificultad para hablar, andar y coordinar.Alimentación.Los médicos aconsejan eliminar el consumo de pizzas, fritos, bollería industrial, cerdo, carne de cordero, embutidos, vísceras, licores y chocolate en grandes cantidades. La dieta debe estar compuesta de leche y yogures desnatados, frutos secos, verduras, legumbres, pescado azul, aceite de oliva, ternera y pollo.Deporte.Es imprescindible realizar ejercicio entre cuatro y seis días a la semana, siempre bajo supervisión médica. Conviene caminar diariamente entre una hora y hora y media (siete u ocho kilómetros), nadar, hacer bicicleta o cualquier otro ejercicio aeróbico. El deporte influye positivamente en el control de los factores de riesgo.Medicación.Tras un episodio cardiaco, el riesgo de recurrencia o muerte puede disminuir considerablemente con una combinación de fármacos, ya que el 80% de las enfermedades coronarias y cerebrovasculares se deben a los factores de riesgo. Los especialistas recomiendan estatinas para reducir el colesterol, antihipertensivos, como ramipril o telmisartan, para controlar la presión arterial, insulina y aspirina.

Ejercicios para recuperar la ilusión y la energía perdidas

¿Y ahora qué? Tras el infarto surge el miedo, la ansiedad, la negación de la enfermedad, la depresión y la incertidumbre… ¿Trabajar? ¿Hacer deporte? ¿Vivir? ¿Tener una vida sexual plena?... Los interrogantes se acumulan en la cabeza de los pacientes y son muchos los que necesitan ayuda para encontrar las respuestas.Las unidades de rehabilitación cardiaca se crearon en España con esta finalidad. A través del ejercicio, se intenta que los enfermos aumenten su capacidad energética y suban un peldaño de actividad.Una persona sana de 40 años tiene capacidad funcional de 10 mets si es sedentario, y entre 12 y 14 mets si es deportista. En un enfermo cardiaco de riesgo bajo el consumo puede rondar los 7 y 9 mets, pero en un enfermo de riesgo alto este consumo es menor de cinco.

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