Un paso al frente de la banca mundial
El Banco de España ha rebajado de forma considerable sus previsiones económicas para el presente ejercicio respecto a las expectativas que mantenía hace tan sólo un año. No es extraño si se tiene en cuenta que han sido ocho meses de infarto. La crisis de la subprime y el consiguiente estrangulamiento crediticio en todos los sistemas financieros -incluido el español- han acelerado lo que se esperaba fuese un aterrizaje suave. Para 2007, el producto interior bruto crecerá al 2,4% -frente al 3,8% de 2007- y el año que viene volverá a reducirse, hasta un 2,1%. Por tanto, según los cálculos del organismo, la debilidad económica se mantendrá al menos dos ejercicios, por lo que habrá que prepararse para un largo periodo con unas nuevas reglas de juego impensables antes del verano de las hipotecas basura.
Según los datos del Banco de España, se desacelerarán todos los componentes, con la construcción a la cabeza, que pasará de crecimientos del 4% en el pasado año a caídas de dos décimas en el presente y de 1,2% para el siguiente. Y no sólo la inversión se va a resentir; el consumo privado también se reducirá en lo que puede ser un síntoma de mayor preocupación si no se consigue reactivar la confianza de los españoles.
Algo difícil en un entorno internacional que continúa arrojando noticias negativas. Ayer le tocó el turno a UBS y Deutsche Bank, cuyas cuentas se han vuelto a ver afectadas por prácticas poco ortodoxas y de mucho riesgo ligadas al mercado hipotecario estadounidense. El primero anunció unas pérdidas de 7.740 millones de euros en el primer trimestre y provisiones de 12.000 millones por depreciación de activos. Lo bueno es que las compensará con una ampliación de 9.670 millones. Deutsche provisionará 2.700 millones de euros.
Sorprendentemente, las cifras sentaron muy bien a los mercados que registraron fuertes subidas, especialmente en el sector financiero. El Ibex cerró a un solo punto del 13.700 tras una revalorización del 3,24%. Es difícil comprender la reacción de los inversores, salvo que los malos datos de los dos grandes bancos se interpreten como una limpia de los balances que tanto se viene exigiendo desde distintos púlpitos. Sólo cuando se conozca exactamente el alcance del efecto de las subprime sobre determinadas entidades será posible que vuelva la confianza al interbancario y se empiece a resolver el problema de liquidez.
Porque si la falta de crédito se mantiene por mucho tiempo, las previsiones saltarán por los aires y las consecuencias pueden ser peores de lo previsto. Por eso, se debe recibir con agrado el sano ejercicio de algunos bancos de hacer públicas sus vergüenzas. El riesgo es que en el segundo trimestre los mercados vuelvan a encontrarse con que estos bancos, u otros, realicen nuevas provisiones porque no hayan aflorado en su totalidad su exposición a las subprime.
Con toda seguridad serán meses de gran incertidumbre, por lo que no conviene ser alarmistas tras las nuevas, y más pesimistas, previsiones del Banco de España. Van en línea con una economía mundial que está a la espera de que se confirme la recesión en EE UU. Lo que ahora importa es que se adopten las medidas que sirvan, de forma eficaz, a minimizar sus efectos y devolver la confianza.