Lo simple es virtud en Prologis
Cardozo dirige la firma logística desde un espacio ubicado en un polígono industrial
El despacho del director de Prologis en España es la mejor tarjeta de presentación de la actividad de la compañía. 'Cuando un cliente llega aquí sabe exactamente qué producto podemos ofrecerle', dice Gustavo Cardozo (Caracas, Venezuela, 1964). El espacio de trabajo está en la segunda planta de uno de los seis edificios que componen el Prologis Park, ubicado en la localidad de Sant Boi de Llobregat, muy cerca de Barcelona y del aeropuerto de El Prat. Desde sus amplios ventanales se divisan los camiones cargando y descargando en unas naves del edificio vecino. El parque logístico es el primero que Prologis construyó en España, en el año 2002.
Podría decirse que la culpa de que Cardozo dirija hoy las riendas en España de una de las mayores empresas del mundo de instalaciones de distribución la tiene su mejor amigo. Cardozo, ingeniero civil, empezó a trabajar en el sector de la construcción hotelera y puertos turísticos en Venezuela. En 1997 se incorporó a un grupo inversor venezolano que desarrollaba hoteles en las islas Turcas y Caicos, en el Caribe. Allí fue donde conoció a la que hoy es su mujer, de nacionalidad sueca. 'Nos planteamos dónde ir a vivir, y a mi me encantaba Barcelona, por las veces que había visitado a mi mejor amigo allí'. Así que pusieron rumbo a la capital catalana. La idea era tomarse un año sabático para probar. De eso hace ya once años y dos hijos.
Empezó a trabajar en 1999 para Gerens Management Group y tras pasar una temporada en Ciudad Real volvió a Barcelona de la mano de Prologis.
El despacho de Cardozo es un espacio muy funcional. 'Con unos cajones, un teléfono, un ordenador y poco más', explica convencido de que la simplicidad es una virtud. 'Lo demás, me levanto, voy a buscarlo y lo traigo', dice refiriéndose a los documentos que archiva en otras estancias de la planta. En realidad pasa más tiempo en el aeropuerto que en el despacho. En un principio las perspectivas fueron que la compañía iba a crecer más en Barcelona que en Madrid, por eso la sede de Prologis está en la capital catalana. Como la realidad no ha correspondido a los planes iniciales, la compañía abrirá una oficina en Madrid para hacerse cargo del oeste de España y de Portugal 'antes de verano'. Cardozo espera que la apertura del nuevo despacho y la incorporación de más personal le permitan viajar menos.
Los pocos días que no viaja, llega a la oficina sobre las nueve, después de dejar en el colegio a uno de sus dos hijos. 'Contesto los correos electrónicos que no he podido responder en la Blackberry y hago llamadas'. La jornada se prolonga al menos hasta las ocho de la tarde. 'Este año estoy llegando a casa cuando mis hijos están dormidos, hay que analizar muchos proyectos, es una carga de trabajo muy grande para un equipo tan pequeño'.
Ahora que hay que incorporar nuevos profesionales en la oficina de Madrid, Cardozo explica que un buen candidato surge del equilibrio entre varias cualidades. 'Hay que ser conscientes de que un profesional no puede tenerlo todo, ni yo pretendo tampoco ser el mejor en todas las áreas, alguien en el equipo tiene que saber más que yo en temas concretos, lo bueno es ser complementarios'. A su juicio, lo que hace a un buen profesional es la motivación y el saber trabajar en equipo. 'Aquí las medallas nos las podemos todos o ninguno'.
Asegura no estar notando, de momento, la crisis inmobiliaria pero reconoce que, 'si en realidad ocurre' acabará afectando al sector de la construcción logística también. Ve la situación con mucha tranquilidad. 'Este es un negocio de picos y valles, yo no hablaría de crisis porque el mercado siempre oscila, la única diferencia es que ahora hay que pensar mejor las inversiones y no dejarse llevar por el mercado, hay que ser más inteligente que nunca'. En cualquier caso, y admitiendo que entremos en una etapa valle, ve difícil que el mercado quede tan afectado como lo estuvo entre los años 1993 y 1994.
La ventaja de estar cerca del cliente
Pocos detalles personales rompen la filosofía keep it simple (manténlo simple) en el despacho de Gustavo Cardozo. Un par de fotografías familiares y una placa obsequio del Ayuntamiento de Santa Oliva (Tarragona), un municipio donde la firma logística desarrolló uno de sus proyectos más importantes.El vicepresidente y director de Prologis en España prefiere señalar las ventajas de trabajar en un parque industrial antes que fijarse en los inconvenientes. 'En este parque concretamente tenemos la ventaja de que se puede comer muy bien a sólo tres calles', explica, refiriéndose a Cal Mingo, uno de los establecimientos con mejor reputación de Barcelona. 'Y cuando los clientes son extranjeros vamos a los restaurantes de la playa de Castelldefels o de Gavá', dos poblaciones costeras a un cuarto de hora en coche del polígono. Cardozo explica que no necesita ir a Barcelona para nada, y defiende que tener las oficinas en el propio parque facilita la cercanía a sus clientes y a su negocio.Las oficinas de Prologis ocupan un espacio de 400 metros cuadrados. La superficie total del polígono es de 115.000 metros cuadrados. 'Todos ocupados y con una larga lista de espera', dice Cardozo.