Wall Street mira al resto del año con optimismo
Quedan cinco jornadas bursátiles para dar carpetazo al primer trimestre del año y mientras que la bolsa neoyorquina mira al resto del año con optimismo, desde Europa se sospecha que la luz al final del túnel quizás sea un espejismo.
"No es que las previsiones sean buenas, pero lo que sí nos permite pensar con optimismo es haber dejado atrás un trimestre horroroso", afirma un inversor de Wall Street citado por la agencia Reuters en lo que podría ser un resumen de un primer cuarto de año desastroso en los parqués internacionales.
Lo cierto es que atrás queda un periodo en el que los efectos de la crisis financiera abierta con las hipotecas de alto riesgo o 'subprime' en Estados Unidos se han expandido como una mancha de aceite sobre el resto de los principales mercados de valores, incluido el español, donde los analistas no confirman que la luz al final del túnel que ven desde Nueva York no sea un espejismo.
Ante este panorama, la Bolsa española -que permanecerá cerrada hasta mañana martes-, ha perdido algo menos de un 15% desde principios de año pasando de los 15.002 puntos en los que empezó a cotizar en este 2008 hasta los 12.254 en los que cerró el pasado jueves. De hecho, la crisis ha llevado al Ibex 35 a sufrir la mayor caída en una sola jornada desde su creación en 1987 tras derrumbarse un 7,5% el 21 del pasado enero.
Atendiendo a los nombres propios del selectivo, todos sus valores menos Grifols y Sogecable -protegido por una opa-, presentan balances negativos en lo que llevamos en el primer trimestre que en casi todos los casos superan los dos dígitos, especialmente Colonial con un descenso del 74%, y BME, que se ha dejado un 41% en el mismo periodo.
En este sentido, las compañías más afectadas desde enero han sido las más expuestas a la crisis internacional de los mercados de crédito: inmobiliarias y constructoras y el sector financiero. Entre las primeras, Sacyr ha perdido un 28%, Acciona otro 26% y FCC un 21%. Por lo que respecta a la banca, Bankinter se ha depreciado un 22% y BBVA y Santander un 19 y un 18%, respectivamente.
Por lo que respecta a los pesos pesados del Ibex, Telefónica, que acumula un 20% del valor del selectivo, ha caído un 20,6%, Endesa un 12%, Repsol un 8% e Iberdrola, inmersa en un proceso de rumores sobre una posible operación corporativa en el sector, un 3%. Según datos del mercado, entre todos los pesos pesados han perdido 4.600 millones de euros de su capitalización bursátil desde enero.
Pese a todo, según los analistas es demasiado pronto para afirmar que el rumbo alcista seguido por la bolsa española en los últimos años ha cambiado.
Manda la indefinición
Aunque la desconfianza y la volatilidad se han adueñado de los parqués desde comienzos de año, los expertos no se atreven a hablar de cambio de tendencia sino más bien de indefinición, y prefieren encomendarse al británico 'wait and see' (esperar y ver) antes de enjuiciar la situación.
En cuanto al resto de plazas importantes del Viejo Continente, las bolsas de Fráncfort, París y Milán se han dejado cerca de un 20% mientras Londres presenta pérdidas similares a la española, del 14,74%.
Al otro lado del Atlántico, el Dow Jones Industrial Average ha recuperado un 3,4% en esta corta Semana Santa. Por su parte, el índice Nasdaq de los valores tecnológicos ha subido un 2,1% y el más representativo Standard & Poor's 500, un 3,2%, pero siguen a la baja en el conjunto año con una depreciación del 6,8 y el 9,4%, respectivamente.
La multifacética ofensiva de la Reserva Federal (Fed) y la colaboración en este sentido del Banco Central Europeo para mantener en funcionamiento el sistema financiero con masivas inyecciones de liquidez e importantes reducciones de tasas de interés parece haber calmado a los mercados por el momento, aunque muchos inversores mantienen la cautela.
Así, la sensación de que lo peor ya ha pasado parece animar a los inversores, que ven la luz al final del túnel animados también por la necesidad de ofrecer buenas previsiones para todo el año de cara a sus clientes. Aunque, a buen seguro, la desaceleración que está afectando a las economías de la OCDE y el temor a una recesión aguda en EE UU continúen lastrando las apuestas de futuro de los mercados.
"Los inversores continúan preguntándose si estamos llegando al fondo de la crisis o si el nivel de resistencia de los mercados está a punto de desplomarse", ha reseñado Bob Dollar, estratega de BlackRock.
Ahuyentar a los pesimistas
De su lado, David Bowers, consultor independiente que asesora a Merrill Lynch, ha destacado que con el alto nivel de pesimismo que existe este año en los mercados, se dan las condiciones para un incremento que ahuyente a los operadores que apuestan por nuevas caídas.
"Aunque muchos ingredientes para un aumento de la presión están presentes, lo que falta es un catalizador", ha añadido Bowers antes de advertir, no obstante, que "con crecientes temores tanto de recesión como de inflación, es difícil identificar un eventual catalizador y cuando aparecerá".
Desde un punto de vista más pesimista, Mary Ann Hurley, analista de DA Davidson & Co, ha advertido que podría ser demasiado pronto para celebrar el fin de la tormenta que azota a los mercados financieros. "Yo quiero a mis amigos optimistas, pero desearía que se tomaran una ducha fría", ha afirmado. "Esta es una sacudida de proporciones históricas. Estamos ante la mayor burbuja inmobiliaria y la más grande burbuja de crédito en la historia" y todavía no está claro cómo el sistema bancario sorteará la peor crisis en décadas, ha sentenciado.