Buen ambiente en Salvago
Ignacio Moreno necesita que su equipo le arrope y sentir a la familia cerca
Reparte su lugar de trabajo entre Málaga y Madrid. Ignacio Moreno es madrileño, tiene 45 años, un pronunciado acento andaluz y preside Salvago, la empresa familiar de consultoría inmobiliaria que fundó en 1991, con delegaciones en Andalucía, Madrid, Argentina y México. Asegura que lo único malo de su trabajo es que le gusta. 'Pero lo más importante es saber focalizar y conocer lo que realmente es importante. Para todo ello necesito rodearme de gente con ese mismo criterio y que sea cómoda para trabajar, que no genere rivalidades para que el trabajo se haga incómodo', afirma Moreno, que no duda en explicar que dentro de la organización se ha creado lo que denominan 'espíritu Salvago'. 'No es otra cosa que celebrar las cosas buenas que nos suceden. Por ejemplo, celebramos un día al mes los cumpleaños de los empleados. Prima sobre todo que exista un buen ambiente de trabajo'.
La plantilla en España está compuesta por 60 personas, a las que hay que añadir otras tantas entre Argentina y México, países donde se incrementará el número de profesionales durante este año, mientras que en España, a pesar de la crisis, se mantendrá la misma nómina. 'Los empresarios tenemos una obligación: entender que no siempre vamos a ganar y que hay veces que tenemos que perder, pero lo importante es haber hecho bien los deberes y haber diversificado el negocio'. Asegura que la presente crisis es más bien estructural que coyuntural, y no sólo es consecuencia de la crisis financiera internacional, sino de varios factores, 'como la sobresaturación de viviendas, donde surge la figura del especulador, al que hay que añadir que España no puede absorber las 500.000 viviendas que se hacen al año'. Según Moreno, el suelo, o lo que es lo mismo, la materia prima, es lo que encarece el producto final.
æpermil;l está tranquilo. Dice que está preparado para lo que venga, aunque confía en que Argentina y México contribuyan a hacer más suave el momento de desaceleración en España. Para ello permanece arropado por el equipo de profesionales, que trabaja aplicando los cinco sentidos y siempre alineados con los objetivos. Se confiesa un directivo atípico, de los que anima a las mujeres que trabajan en la empresa a tener hijos. No en vano, él tiene nueve, 'algo que no se puede comparar con el mejor de los negocios'. Su política de recursos humanos pasa por favorecer el trabajo a las mujeres que tienen hijos, con el fin de que puedan tener el mismo desarrollo profesional que los hombres. 'Aquí todos tienen igualdad de condiciones para ser promocionados', afirma.
Defiende que el trabajo no es más que un medio para alcanzar un fin, en este caso, 'sostener a una familia'. Asegura que conoce directivos y empresarios que no saben disfrutar de la vida. 'La felicidad no se encuentra en las cosas materiales, sino en la familia y en la gente a la que quieres'. A pesar de ello, las doce horas de trabajo no se las quita nadie, aunque cuando está en Málaga procura ir a comer a casa, momento que aprovecha 'para echarme la siesta durante 15 minutos'. Un placer que, si pudiera, mantendría todos los días. En Madrid pasa al menos dos días a la semana.
Ignacio Moreno es un ejecutivo de verbo fácil, al que le gusta la conversación y sentirse arropado por los suyos. 'Soy un privilegiado, como la inmensa mayoría de los españoles, y me gusta destinar una parte de la empresa a beneficios sociales'. Para ello ha creado la Fundación Harena, que trabaja en proyectos solidarios y en la que está implicada toda la plantilla. Uno de los últimos proyectos es la creación de un comedor en México, en el que se sirven comidas para 1.500 niños, a los que también se imparte formación.
Salvago ha destinado a fines sociales cuatro millones de euros en tres años, y para 2008 designará 1,3 millones de euros. 'También implico en estos temas a mis hijos, para que sean conscientes de todo lo que tienen', afirma Moreno, que confiesa ser un ejecutivo supersticioso, 'y eso va en contra de mis creencias religiosas'. En martes y 13 nunca se monta en avión.
Con rotulador, pluma y lápiz
Tiene una obsesión: escribir con lápiz para después poder corregir con pluma y, en algunos documentos, con bolígrafo. Por tanto, siempre le acompaña el juego completo de escritura.El despacho de Madrid, ubicado en una de las mejores calles de la ciudad, es austero, sin apenas ornamentación. Sólo un par de cuadros animan la estancia. Las estanterías están limpias. Se nota buen gusto en la elección del mobiliario. Se excusa por tanta austeridad. 'Cuando vengo a Madrid siempre estoy de reuniones y viendo a clientes, y necesito pocas cosas. En cambio, en el despacho de Málaga tengo las fotos de mis hijos, un crucifijo, la imagen de la Virgen y numerosos cuadros, entre ellos, unas acciones y obligaciones de empresas antiguas'. A una de ellas le tiene un especial cariño: se trata de una obligación del Real Madrid de 1946, emitida con motivo de la construcción del Santiago Bernabéu y a la que le faltan tres cupones. 'Eso sólo los puede tener un madridista, y me hace mucha ilusión'.Y tanto en Málaga como en Madrid no puede prescindir de la luz natural. Eso sí, cuando llega a casa lo que más le gusta es cantar en el karaoke y practicar deportes con sus hijos.