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Alemania

La banca alemana es la mejor preparada para competir en la zona única de pagos

Las diferencias en gestión de pagos entre los distintos sistemas financieros europeos todavía son palpables. Según un estudio elaborado por la consultora estratégica AT Kearney, dentro de los países de la zona euro el coste por una transacción puede llegar a ser ocho veces superior -e incluso, hasta 30 veces más si se incluyen los países del Este-.

El establecimiento de la nueva zona única de pagos para el euro (SEPA) provocará que esas diferencias se suavicen. En opinión de la consultora, quienes saldrán ganando serán las entidades más eficientes y que dispongan de los costes más bajos de procesamiento de pagos. En este sentido, AT Kearney apunta a los bancos alemanes y a los del Benelux como los más baratos en transacciones electrónicas (1%), lo que les 'otorgará mayor ventaja competitiva y la posibilidad de continuar su expansión por todo el continente'.

Por el contrario, 'los bancos italianos, españoles y portugueses tendrán que afrontar los mayores retos en eficiencia y servicios para seguir manteniéndose competitivos'. En este sentido, el responsable de instituciones financieras de AT Kearney, Juan Lafont, señaló que los más perjudicados serán, sin lugar a dudas, los bancos pequeños y medianos, 'ya que los líderes son entre un 50% y 90% más baratos en el procesamientos de pagos y de tarjetas'. Esto lo consiguen gracias al aumento de volúmenes.

En juego están más 70.000 millones de transacciones anuales y hasta 70.000 millones de euros de ingresos, pero lo que es más importante que los europeos tengan las mismas condiciones financieras. 'Hoy en día, los usuarios europeos están pagando precios muy diversos por instrumentos o servicios similares. Mientras que, por ejemplo, las transacciones de débito en Dinamarca no tienen cargo para el comerciante, en otros países el servicio tiene un recargo del 1,5%', comenta Lafont.

'Las tarjetas de débito gratis o baratas en muchos países, de 5 y 10 euros, mientras que en Francia o en España, la cuota es de 30 ó 40 euros'. Usuarios y reguladores esperan que estas diferencias disminuyan como resultado de la competencia. 'Es hora de que las entidades ajusten los precios en toda Europa' concluye Lafont.

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