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Secretos de despacho

Funcionalidad y amplitud en OKI

Javier Toledo trabaja en un espacio amplio y sin apenas ornamentos

Está orgulloso de que la compañía de impresoras japonesa OKI, que factura en el mundo 7.000 millones de dólares, tenga una filial potente, que él dirige, en España, donde la facturación es de 220 millones de euros. Según Javier Toledo, madrileño de 48 años, se trata de una empresa pequeña, con 130 personas en plantilla, y con una gran agilidad de respuesta y de flexibilidad con el cliente. 'Odio la burocracia y me gusta establecer que todo se sostenga en las relaciones y en la confianza interna en el equipo'.

Toledo tiene que estar permanentemente informado de todo lo que acontece en la compañía. 'Es la única manera de contrastar toda la información y de asegurarnos de que lo que hacemos diariamente es lo que se espera de nosotros. Si nos equivocamos lo cambiamos inmediatamente, de manera que no perseveremos en el error', afirma.

Javier Toledo lleva 14 años en OKI y fue el encargado de ponerla en marcha, 'así que para lo bueno y para lo malo, todo es responsabilidad mía'. Cree que él ha aportado una visión comercial distinta a la que se hacia anteriormente dentro del sector de la impresión. 'Hemos hecho una empresa ágil en asuntos diarios, con una estructura entre proveedores y clientes buena, de manera que los clientes entendieran la esencia del negocio'. Asegura que para lograrlo sólo tuvo que fichar a un equipo de lo mejor, joven y ágil. Lo primero que hizo fue crear una red de distribución, exclusiva de empresa. 'Lo bueno de trabajar en OKI España es que no tenemos intromisiones en de la matriz. Nuestra manera de actuar nos permite ser independientes en nuestras necesidades y adaptarnos a la economía local'.

Asegura que la forma de trabajar japonesa difiere de la europea. 'En Japón necesitan estar muy seguros antes de tomar una decisión. Es muy difícil que sean tan ágiles como nosotros'. Reconoce que en Japón son magníficos ingenieros, pero pésimos en marketing y en temas comerciales. 'De manera que nos complementamos perfectamente'.

Para facilitar la comunicación con Japón, Toledo empezó a aprender japonés, pero lo tuvo que dejar por falta de tiempo. 'Afortunadamente, los españoles estamos superando las barreras internacionales'. Se define como un ejecutivo dinámico, rápido a la hora de tomar decisiones, arriesgado, con capacidad de rectificación y de asumir críticas cuando están justificadas. Eso sí, confiesa que escucha y delega menos de lo que debería.

Javier Toledo trabaja en unas oficinas, ubicadas en un polígono industrial del Norte de Madrid. Y considera su despacho como su propia casa. 'Trabajo muchas horas, de 8.30 a 10 de la noche, y a veces se me olvida comer. No tengo pruebas de que no pueda conciliar porque me divierte mucho lo que hago. Hay que disfrutar mucho del ambiente de trabajo', afirma este ejecutivo, que asegura a lo único que aspira es a seguir avanzando e imaginando. A lo que más tiempo dedica es a pensar, y se queja de las numerosas reuniones que tiene. Su mesa de trabajo hace las veces de reuniones, y lo que más le preocupa del despacho es que sea espacioso.

Javier Toledo, es licenciado en Ciencias Económicas y Derecho por Icade de Madrid y cuenta con un Máster en Administración de Empresas. Después de desempeñar diversas funciones en banca y dirigir empresas familiares, se incorporó al grupo Electrolux como director de exportación de Ibelsa. En 1990 fue nombrado director de marketing y ventas de las fábricas del grupo Electrolux en España, y en 1992 se convirtió en director general comercial en Portugal. En 1998 asume el cargo de presidente de Olympia Máquinas de Oficina, compañía adquirida por el Grupo OKI. En diciembre de 2001 pasa, además, a desempeñar el puesto de vicepresidente de OKI Europe Limited, para el Sur de Europa. En 2006 es nombrado presidente ejecutivo de OKI en España y Portugal, en Italia, en Francia y vicepresidente de OKI Europe Limited.

Golf los viernes por la tarde

Confiesa que es desordenado, pero en un rincón de su despacho tiene perfectamente colocados sus palos de golf. Le gusta tenerlos cerca para que le recuerden su afición, que practica los viernes por la tarde y los sábados. También tiene fotos con los Reyes de España e institucionales. Lo que odia es el ordenador, aunque reconoce que es un instrumento que tiene que utilizar. Eso sí, con el correo electrónico es despiadado. 'Es un instrumento perverso, y no leo todos los mensajes que recibo porque no estamos en la empresa para leer mensajes. Somos una empresa comercial y estamos para vender', afirma. Asegura que una llamada de teléfono reemplaza a 500 mensajes de correo electrónico. 'Soy de la escuela que le da importancia a la palabra, más que al documento. Y se incumplen más cosas escritas que habladas'.A la espalda de su silla de trabajo tiene un cuadro enorme , regalo del proveedor del mobiliario de la oficina. No tiene objetos personales, 'ésos los tengo en casa y en mi mente'. Entre sus aficiones se encuentran las maquetas de trenes, la lectura, sobre todo en los aviones y en las salas de espera, a las que considera su segundo despacho.

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