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La opinión del experto
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Dónde están los Felipe de hoy?

Douglas McEnroe parte del liderazgo del ex presidente González para analizar a los políticos actuales y cita a Hans Straberg, Pepe Cela y Paco Román como directivos que saben comprometer a sus equipos

Cuando llegué a España, hace veintidós años, me encontré con un país conservador. æpermil;sa fue al menos, mi primera impresión. Era lógico que viera el país así, acababa de vivir cuatro años en Florencia y soy originario de Sydney, una ciudad más bien liberal. Pero resulta que en esos días había un joven presidente de Gobierno que salía mucho en la televisión y me hablaba. Sí, tenía el don de parecer que se dirigía a mí de verdad, que hablaba directamente conmigo. Felipe González hablaba de otra España, y no sólo esto, sino también de una nueva Europa por construir. Me ilusionó tanto que me quedé, que quise ser parte de ese sueño, de esa ilusión.

Estas líneas pueden parecer una declaración política, pero en realidad no lo son. Son sencillamente una historia personal. Felipe González me transmitió la visión de un país posible. Me explicaba, con un lenguaje que yo comprendía, cómo se podía lograr. Y no sólo eso, también me habló de una nueva Europa en la que se celebraría la diversidad a la vez que se colaboraría para construir un espacio donde las personas podrían vivir en paz y donde el nivel de vida sería cada vez mejor. Su visión no fue lo único que influyó en mi decisión, pero sí una de las razones más importantes por las que decidí quedarme a vivir en este país y contribuir con mi grano de arena en la construcción de esta nueva España, de esa Europa posible. Veintidós años después puedo decir que acerté; han sido dos décadas fascinantes y plenas de vida.

Sin embargo, hoy la comparación de liderazgos políticos resulta tremendamente triste. Por un lado, la izquierda, queriendo volver nuestra vista atrás a una guerra que terminó hace 70 años y que rompió el país en dos. Y la derecha, defendiendo un 'contrato de inmigración' que siembra el miedo, con posiciones populistas propias de baratos políticos sureños.

Las personas pueden soportar grandes dificultades, pero necesitan una razón, es el líder quien debe encontrarla

Y en Europa, ¿quién transmite una visión de un futuro mejor? Hemos vivido el asombroso fracaso de la mal llamada Constitución Europea, que habría mejorado el funcionamiento de la Unión. ¿Dónde estaba el liderazgo? No era un mensaje tan difícil de vender si hubieran sabido comunicar una visión y explicar su relevancia para las vidas de la gente corriente. Quiero decir: si analizamos la situación, por un lado, tenemos 2.000 años de historia en los que invertimos gran parte del tiempo y los recursos en matarnos en una guerra tras otra, en una Europa donde la inmensa mayoría de las personas vivían en la pobreza, comparado con los últimos cincuenta años de paz, cinco décadas en las que el nivel de vida en todos los países de la UE ha aumentado hasta cuatro y cinco veces. ¿Cómo se puede ser capaz de no vender tal logro?

Hoy más que nunca se necesita el estilo de liderazgo de Felipe González, un estilo que marcaba una visión, que daba esperanza y convencía de que tanto España como Europa serían lugares mejores para vivir. Un liderazgo que me animó a quedarme aquí y a querer trabajar por ese futuro.

En las empresas ocurre lo mismo. He colaborado en proyectos de desarrollo de liderazgo con más de cien organizaciones y se ve la diferencia de energía y compromiso cuando el consejero delegado crea y comunica esta visión. He visto a Hans Straberg, de Electrolux, en Suecia, aprovechar un curso de liderazgo para sus directivos, invirtiendo su valioso tiempo en hablar del futuro de una manera que no escondió los retos ni las amenazas, pero que ofreció esperanza.

En España, he visto hacer lo mismo a Pepe Cela, de Zurich España, cuando fue consejero delegado. Y en Vodafone, cómo Paco Román aprovechó el lanzamiento de un importante proyecto de coaching con 150 de sus altos directivos para explicarles, en un lenguaje que entendían, las dificultades a las que tenían que enfrentarse, pero describiendo un camino hacia un futuro posible que ofrecía significado para el día a día de esas personas. Sí, me gustaría ver más líderes con visiones bien comunicadas y equipos o ciudadanos con ilusión y compromiso.

Siempre me pregunto por qué los altos directivos no aprovechan las oportunidades que les ofrece el acceso a sus líderes del futuro para orientarles y para animarles. No supone tanto tiempo y el impacto en la generación de compromiso emocional es enorme. Dudo que se pueda construir el tipo de organizaciones donde la gente se siente orgullosa de pertenecer sin este compromiso emocional. Muchos altos directivos se ven todavía atrapados en el día a día, lo que no les permite reconocer las pequeñas oportunidades para acercarse a sus equipos y crear algo maravilloso. Si esto es un problema para un director de departamento o un miembro del comité de dirección, para un consejero delegado es una tragedia.

Las personas pueden soportar grandes dificultades, pero necesitan una razón para hacerlo. Una función esencial del liderazgo es encontrar esa razón; ser capaz de analizar la compleja realidad y marcar un camino hacia un futuro con significado. En suma, un futuro mejor y posible.

He leído que Felipe González vuelve a la vida pública, que presidirá el grupo de sabios que deberá definir el futuro de la UE en los próximos años, nuestra competitividad. Si he de decir la verdad, estoy contento, le he echado mucho de menos.

Douglas McEnroe Director de Douglas McEnroe y Asociados

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