'Lo importante en los negocios es llevar la velocidad adecuada'
Lleva 25 años en la moda, pero asegura que se siente como 'un chaval'. Le gusta viajar para acaparar vivencias que luego aportará a su trabajo. Espera cumplir las bodas de oro con la misma serenidad
Sabe que le respetan y que sus palabras se han convertido en sabias. Roberto Verino, orensano, de 62 años, es un hombre de discurso sereno y coherente, la misma máxima que ha seguido en sus diseños, al que le gusta disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como compartir un vino con los amigos o navegar a vela o pasear por el campo. Todo, sin grandes alharacas.
¿Cómo ha transcurrido este cuarto de siglo?
La travesía no ha sido fácil, pero ha sido muy atractiva. Soy muy afortunado de poder trabajar en aquello que me gusta y que me genera entusiasmo. Soy feliz a través del trabajo, además soy afortunado porque tengo todo por lo que he luchado. Sigo ilusionado y esto se manifiesta en el camino que queda por recorrer y los logros que obtener.
'Necesito rodearme de un equipo humano que tenga la cabeza amueblada y que sea prudente'
'Puede que los nuevos proyectos nos exijan salir a Bolsa'
¿Cuál ha sido la principal dificultad para mantener el negocio?
La más importante ha sido la de ser capaz de generar una estructura empresarial que nos permitiera llegar donde hemos llegado. Soy empresario a la fuerza, y como tal tengo una serie de limitaciones. Me ha faltado esa figura de empresario a mi lado, como le ha ocurrido a los diseñadores internacionales, que han tenido a su lado a un socio. Aunque yo me siento más diseñador que empresario, ese equilibrio me ayuda a no excederme en ningún ámbito. Busco la excelencia y eso genera satisfacción en mis clientes, que son mis mejores publicistas.
¿Usted encontró a gestores que le ayudaran en el camino?
Esto es como cuando encuentras una pareja. Hay que tener suerte para dar con la pareja que te dure toda la vida. Hay gente que no lo consigue. Yo he contado con el apoyo de mis hermanos, una ayuda muy buena, pero con sus limitaciones. Todas estas carencias en conocimientos sobre gestión las hemos sustituido con esfuerzo, trabajo, coherencia, rigor y, sobre todo, teniendo en cuenta los objetivos. Hemos tenido muchos éxitos y muchos fracasos, de los que he aprendido. He sabido sacarle partido a los fracasos. La moda es un sector que es capaz de explosionar, pero también de vivir situaciones tan envidiables como la de Amancio Ortega fundador de Inditex. Hay que salir a competir e intentar conseguirlo.
¿Qué ha supuesto Zara dentro del sector textil?
Es un fenómeno que ha favorecido a la moda, la ha democratizado, y es un gusto y una satisfacción tener empresas en España como Zara, que siguen mejorando. A un producto de usar y tirar también le pides solidez. Lo importante para mí es vestir a una inmensa minoría, con productos de lujo y a un precio asequible.
¿Qué ha aportado Roberto Verino al sector textil?
He aportado calidez e intemporalidad en el estilo y funcionalidad en las propuestas. Siempre he hecho ropa para mejorar nuestra autoestima, para vernos guapos. Y eso lo podemos hacer sin prescindir de otros lujos.
¿China e India suponen una amenaza para la industria española?
Más que una amenaza, suponen una gran revolución. Sin ellos y sin tener en cuenta a estos países es difícil pretender competir. China es la gran fábrica del mundo, y tiene por delante superar el nivel de exigencia para que los empleados sean más cualitativos. Lo que tiene que haber es oficio, saber hacer. Además, ambos países tienen un gran potencial de mercado. Hay nuevos ricos deseosos de consumir y miran a Europa como el continente que tiene más encanto. Yo no vendo en China no porque no me guste, sino porque hay que ser cautos, ya que no vale aceptar las primeras propuestas que aparecen. Detrás de esa impresionante propuesta hay que ser prudente. No por correr mucho se llega antes.
Después de su consolidación en España, ¿ahora irá en busca del mercado internacional?
Ahora toca abordar ese mercado, pero siempre teniendo claro dónde queremos ir y con quién nos queremos asociar. No son más valiosos los proyectos más grandes, sino los que se ajustan a los parámetros de la compañía, que son los que dan solidez. Tengo necesidad de rodearme de un equipo humano que tenga la cabeza bien amueblada y que sea prudente para no ir deprisa.
¿Por qué esa obsesión con la prudencia?
La vida me enseñó a ser cauto y a que ir demasiado deprisa no conducía a ninguna parte. Soy prudente por naturaleza y lo importante en los negocios, como casi todo en la vida, es llevar la velocidad adecuada.
¿Tienen previsto salir a Bolsa?
De momento, nos parece que no es necesario. Puede ser que los proyectos internacionales nos puedan exigir unos niveles de inversión, de manera que con nuevos socios podamos desarrollarlos. En este sentido, igual nos exigen salir a Bolsa, y no habría inconveniente. Que la compañía se profesionalice al máximo nivel es la mejor solución para darle continuidad.
¿Tiene la sucesión resuelta?
Tengo resuelta la continuidad porque no me creo acaparador de todo ni me considero la gallina madre. Tengo dos hijos que trabajan en la empresa y han pasado por distintos departamentos. Sólo pretendo que se consigan resultados y atraer al cliente, que cada vez es más sabio y sabe distinguir lo bueno de lo malo. El sector de la moda está maduro y al igual que comemos bien tenemos que vestir bien y disfrutar de la vida.
Los diseñadores siempre han reclamado subvenciones a la Administración, ¿es esa la solución para la consolidación de la moda española?
Las subvenciones son un engaño, porque intentar que, por parte de la Administración, se dieran situaciones de ventaja para aquellos que produjeran algo es ridículo. Lo que se requiere es formación para el capital humano al más alto nivel porque lo que realmente vale son las personas. Las subvenciones suelen ser un estímulo poco constructivo, sobre todo si lo que queremos es competir con empresas internacionales con grandes estructuras, con marketing, con presencia en las mejores calles del mundo. Es la lucha de David contra Goliat. De lo que se trata es de trabajar bien. En España hay mucho talento, y no son las subvenciones lo que estimula a la gente, sino el proyecto que se acometa. Por desgracia, hay diseñadores que viven de las subvenciones, pero yo soy un ejemplo de que se puede crear una empresa en este sector con 25 años de vida.
¿Sobre qué pilares se sostiene su forma de actuar?
En primer lugar, mi trabajo es ético, además es estético. A lo mejor he ido más lento que otros, pero no me importa porque creo que gozo de cierta seriedad dentro del sector. Siempre digo lo que pienso y cumplo lo que digo. Creo que es la máxima coherencia que se puede dar en una persona. Hace 25 años había una predisposición de riesgo por la inmadurez, que ya no hay, y eso compensa porque tu vida ha ido por esa línea, y no me ha ido mal. Me siento muy joven.
Es propietario de la bodega Terra do Gargalo, ¿es importante diversificar el negocio?
Tengo una pequeña bodega en el valle de Monterrei, en Orense, con mi familia, que nació por una aventura personal, nunca por diversificar el negocio. Todo se complementa en la vida. He hecho un producto que ha sido bien valorado en una zona que antes era desconocida como productora de vino y que ahora ha alcanzado un reconocimiento en el mercado. Tiene una parte lúdica y estoy satisfecho porque hemos contribuido al reconocimiento de un valle, al despertar de una zona, a generar riqueza para la región y a la búsqueda de la excelencia. Hace nueve años inauguramos la bodega y era entonces la cuarta del lugar. En estos momentos somos 24 bodegas. De este trabajo me siento especialmente orgulloso.
¿Les falta a los diseñadores españoles más proyección internacional?
Tenemos ejemplos de españoles destacados internacionalmente como Balenciaga o como el zapatero Manolo Blahnik. Los demás tenemos cierto reconocimiento en según qué ámbitos, pero somos poco internacionales. El fenómeno Zara apoya la imagen de lo que es un país, busca el mejor espacio en las ciudades en las que se implanta, aunque sea un producto de usar y tirar. Todavía estamos quitándonos la caspa. Además, somos malos comerciantes y tenemos miedo a enfrentarnos a otros competidores. Hemos elaborado herramientas, procesos y mejoras de gestión para ser más competitivos, pero nos ha tocado pelearnos en un contexto competitivo y difícil. Con un producto sólido y capital humano se pueden obtener logros.
El próximo martes, día 26, llega a Nueva York la exposición con la que celebra sus bodas de plata en la moda. ¿Es el comienzo de la conquista del mercado internacional?
Estamos empezando a hacer cosas en el mercado internacional, como México, Emiratos Árabes, Grecia. Y ahora vamos a abrir tiendas en los países del Este. Por ejemplo, en Rusia tenemos un gran éxito con el perfume.
'Es bueno tener un padrino que crea en ti'
Es diseñador por puro azar. Se marchó a estudiar Bellas Artes a París y, por aquello de no gravar la economía familiar, decidió trabajar en un estudio de dibujo que desarrollaba el nacimiento del prêt-à-porter. 'Fui aprendiendo de moda, hasta que regresé a España. La empresa francesa para la que trabajaba me dio el apoyo que necesitaba en los comienzos, me apadrinaron. Es bueno tener un padrino que crea en ti', recuerda el diseñador.Para celebrar sus 25 años en la moda, Roberto Verino ha creado una exposición representativa de 50 modelos, síntesis del medio centenar de colecciones que ha presentado a lo largo de su carrera. Para ello, ha tenido que pedir la colaboración de clientes, con el fin de poder reunir todas las piezas. Su idea es exponer en 25 ciudades diferentes y que, finalmente, la muestra se quede en algún museo. 'No es el final de nada, es el inicio de una etapa'.