La crisis y el capital riesgo
El endurecimiento de las condiciones de crédito derivadas de la crisis bancaria supone un claro hándicap para que el capital riesgo pueda financiar sus compras, pero, según los autores, también es una oportunidad al abaratarse las posibles operaciones
Existe una gran incertidumbre en el mercado financiero como resultado de los impagos de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos que ha llevado, según los expertos, a una crisis de liquidez. Esta incertidumbre provoca que, hasta que no quede definido el mercado financiero, la profundidad de la crisis y las posibles consecuencias de la misma, las grandes operaciones se encuentren en un momento de espera, encontrándonos en una fase en la que el número de grandes operaciones se está viendo reducido. Las operaciones de middle-market no se ven tan afectadas por la situación, debido a su tamaño, la estructura de las mismas y las posibilidades de diversificación que ofrecen a los fondos.
Está claro que la crisis financiera ha supuesto un endurecimiento del mercado que se traduce en un coste más elevado de la financiación para los fondos, con mayores precios, menores plazos y garantías más duras, que han hecho que descienda el ratio de endeudamiento de los fondos, que deben por tanto aportar más capital. Existe en el mercado la percepción de que, como consecuencia de lo anterior, el precio pagado en las operaciones se empieza a racionalizar, ajustándose en ocasiones a la baja en procesos ya iniciados.
Asimismo, se está produciendo un descenso en el nivel de competencia entre los fondos de capital riesgo para adquirir empresas, por lo que nos encontramos ante un escenario en el que disminuyen los procesos de subasta en los que los accionistas de la compañía target tienen la oportunidad de escoger el fondo que les ofrece mejores condiciones y mayor precio. En consecuencia, los accionistas de la compañía target tienen más difícil maximizar el precio de la misma.
Los compradores industriales adquieren ahora un mayor protagonismo frente a los fondos de capital riesgo
Las nuevas condiciones en las que las entidades financieras están dispuestas a prestar el dinero a los fondos, unido a la racionalización de los precios, está provocando una desaceleración en la actividad inversora, que se deja ver sobre todo, como hemos señalado anteriormente, en las grandes operaciones.
Sin embargo, la experiencia pasada nos dice que las oportunidades para los capitales riego de obtener altas rentabilidades son mejores cuando los mercados de financiación son exigentes que cuando hay alta liquidez, pues estos últimos periodos se caracterizan por la subida de los precios de los activos.
Los beneficiados por esta crisis financiera son, por un lado, los bancos financiadores que consiguen condiciones de préstamo más seguras imponiendo condiciones o covenants más rigurosos y márgenes más altos, con lo que facilitan la sindicación de la deuda y siguen siendo una parte fundamental del sector y, por otro, los grupos industriales que quieren expandirse e invertir. Los jugadores industriales invierten sin un grado tan alto de endeudamiento como los fondos de capital riesgo (no suelen apalancarse tanto para invertir), y su horizonte de inversión es a un plazo más largo o de permanencia, por lo que el efecto de la crisis financiera no es tan devastador para sus operaciones. En consecuencia, están aprovechando la bajada de los precios de los activos para aumentar su actividad inversora. En este sentido, el mercado del fusiones y adquisiciones tiene un nuevo escenario, en el que los jugadores industriales adquieren un mayor protagonismo frente a los fondos de capital riesgo.
La situación financiera y el hecho de que en los últimos años hayan llegado nuevos jugadores al mercado español de private equity haciendo que el mercado se sature, podría provocar reajustes en el mercado del capital riesgo en la forma de desaparición de los fondos más débiles o en la fusión de pequeños y medianos fondos. De este modo, sólo los fondos más fuertes sobrevivirán haciendo que el mercado madure.
Por otro lado, estamos asistiendo a un proceso en el que ciertos fondos de capital riesgo comienzan a especializarse en la inversión en compañías que atraviesan dificultades, pues es en los próximos años cuando habrá buenas oportunidades de inversión en las mismas.
Ante esta nueva situación del mercado crediticio, las casas de capital riesgo son optimistas y no van a cambiar sus objetivos de inversión y desinversión. No obstante, el mercado es consciente de que el nuevo escenario se caracterizará por una disminución de los importes de las operaciones, un descenso de las operaciones de subasta y una racionalización de los precios. En definitiva, estamos ante un momento de concentración del sector en un entorno crediticio más exigente, que supone una oportunidad, tanto para algunos fondos de private equity como para los grupos industriales de realizar operaciones más seguras a precios más atractivos.
Iván Delgado / Carmen Reyna Delgado es socio y Reyna abogada del área de Mercantil y Financiero del bufete Pérez-Llorca