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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Impuestos, elecciones y expectativas

Sostiene Hillary Clinton que no trabaja para las próximas elecciones; que lo hace para la próxima generación de estadounidenses. Que sus planteamientos no son electorales y cortoplacistas, sino de cambio generacional de la sociedad y la economía de su país, que, por otra parte, buena falta le hace.

Planteamiento el suyo bastante alejado del espectáculo que ante las elecciones de marzo nos sirven todos los partidos políticos en España, pero de forma creciente los dos con más responsabilidad. Ganar las elecciones a toda costa, es la única misión de los dos. Y para ello se ponen en marcha variopintas propuestas y ocurrencias fiscales que violentan la conciencia de los contribuyentes y ponen en riesgo hasta el más sano de los sistemas impositivos. El PP echa mano de la chistera fiscal cada vez que llaman las urnas, convencido de que es un instrumento que reactiva una economía debilitada. El PSOE replica con frivolidad propuestas en las antípodas de la sagrada progresividad, porque todo vale desde que Zapatero soltó que 'bajar impuestos es de izquierdas'.

La subasta ha servido los últimos años para eliminar tasas sin sentido (Impuesto sobre Actividades Económicas) e impuestos con raíz y fundamento cuasi medieval (Patrimonio o Sucesiones). Pero ni unos ni otros se han parado a pensar en un sistema fiscal que transforme el modelo productivo del país, obviando elecciones y ciclo económico.

La velocidad con la que se está produciendo el ajuste de la actividad, muy acelerado en los últimos meses, hace pensar que el crecimiento estará más cerca del 2% que del 3% este año, y que, por tanto, repartir el superávit fiscal sin cazar antes el oso es, cuanto menos, una osadía.

Ofrecer 400 euros a la mayoría de los contribuyentes es una broma del siglo XIX, y pensar que rebajar dos puntos el IRPF da la vuelta a las expectativas de la gente, cuando el Estado tiene menguada la capacidad fiscal, una ilusión. España tiene niveles muy bajos de presión tributaria, pero muy altas necesidades de inversión en educación, tecnología o sanidad, donde nos sacan los colores todos los países desarrollados. Y ahí es donde está el nudo gordiano del futuro. Los países serios dedican los recursos al futuro, a los jóvenes, a la siguiente generación; no al pasado, no a las pensiones. El modelo no da resultados de inmediato, pero cuando llegan son mucho más consistentes que los volátiles réditos de las inconsistentes promesas electorales de ahora.

José Antonio Vega Subdirector de Cinco Días

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