Evidencias de recesión en EE UU...
Los primeros avances sobre el comportamiento de la actividad económica en los meses finales del año pasado en EE UU, adelantados ayer por el Departamento de Comercio, dejan pocas dudas de que la primera economía del mundo está cerca de una recesión. El avance del PIB en el cuarto trimestre fue del 0,6%, frente a un 4,9% del trimestre precedente, con una contracción muy fuerte en la construcción y ventas de casas, que han retrocedido al nivel más pobre de los últimos 25 años, y un descenso muy fuerte de la inversión agregada. Sólo el consumo se mantiene, aunque su dependencia del pilar inmobiliario es capital. Los temores más pesimistas se han confirmado, tal como las autoridades económicas y monetarias norteamericanas habían advertido hace un par de semanas. Ahora unas y otras deben ejecutar su plan contra la crisis y esperar unos meses hasta ver la reacción de los agentes económicos, que tardarán en modificar sus expectativas.
Los principales analistas de EE UU consideran que la caída del consumo no ha hecho más que comenzar, porque el recorrido bajista de los precios de los inmuebles, principal activo en el que los norteamericanos han apalancado su consumo, es aún importante. De confirmarse tales estimaciones pesimistas, seguramente el PIB de EE UU cumplirá con el rigor académico de acumular dos trimestres con retroceso real, aunque seguramente antes, si aparece la destrucción de empleo, la percepción de crisis será inevitable. Y como en otros ciclos, cuando las autoridades académicas certifiquen que la economía está en recesión, tendrán que utilizar el pretérito perfecto, porque el dinamismo de la sociedad norteamericana habrá superado el bache.
A las rebajas fiscales anunciadas por la Administración Bush, con una inyección de más de 145.000 millones de dólares, se suma el activismo tardío pero intenso de la Reserva Federal, que ha bajado el precio del dinero 1,25 puntos en sólo dos semanas -ayer, medio punto-, hasta dejarlos en el 3%, para aliviar el servicio de la deuda de los hogares y reactivar la demanda interna. El único riesgo para Bernanke puede consistir en haber quemado demasiado pronto los cartuchos monetarios, sin haber resuelto la crisis financiera y sin haber sofocado primero la inflación, confiando, con exceso de riesgo, en que la amortigüe la desaceleración mundial.