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Tormenta en los mercados

Menos pánico, pero la misma volatilidad

Europa ha logrado cerrar parte de la brecha abierta con EE UU

Las Bolsas, el lunes, cayeron a traición; en una jornada festiva en Wall Street y sin que hubiera aparentemente una razón que justificara de buenas a primeras un desplome de ese cariz. Es cierto que los mercados venían tocados desde que estalló la crisis subprime en verano y que las señales de recesión económica en Estados Unidos se habían incrementado. Pero no se produjo ningún acontecimiento puntual que desatara la mayor caída de la historia del Ibex, un 7,54% nada menos.

Mientras los analistas técnicos buscaban un suelo para los índices, los inversores miraban hacia Estados Unidos en busca del maná que debía sacar del atolladero a unas Bolsas presas del pánico y la volatilidad. Y llegó de la mano de la Reserva Federal, que de una tacada rebajó los tipos tres cuartos de punto y de manera extraordinaria, además.

Los grandes bancos de inversión aplaudieron la medida mientras en sus informes barajaban el momento y la magnitud del rebote que debía producirse a continuación; no sin subrayar, eso sí, que las rebajas de tipos no son suficientes por sí solas para evitar la recesión y la entrada en un mercado bajista en toda amplitud.

Ha sido una semana de récords que pasarán a los libros de historia

Y el rebote llegó, aunque con un día de retraso. Wall Street se dio la vuelta el miércoles, a última hora, espoleado por el anuncio de un plan para rescatar a las compañías aseguradoras de bonos, las monolines, de la quiebra. Y entonces, sí, el mercado rebotó. Las Bolsas europeas amanecieron el jueves a todo gas y el Ibex 35 cerró con una subida del 6,95%, la mayor de su historia.

Lo que prueba el grado de sensibilidad de los inversores, cuyos nervios, a flor piel, han convertido esta semana en un compendio de hitos bursátiles que quedarán para los libros de historia. ¿Será un rebote duradero? Esa es una pregunta que nadie se aventura a contestar, a la vista de lo enloquecido que está el mercado. Porque más allá de ser ésta una semana de récords al alza o a la baja, ha sido la semana de la volatilidad, lo cual es sinónimo de riesgo.

De momento, el balance de las últimas cuatro sesiones arroja una caída para el Ibex del 4%, frente a una subida del S&P 500 algo superior al 1%. Con el rebote de ayer, Europa ha logrado cerrar en parte una brecha que se creó con Estados Unidos; brecha, por cierto, que abrió Société Générale el lunes cuando vendió futuros de manera masiva para cerrar las posiciones abiertas por un broker saboteador llamado Jerôme Kerviel (otro nombre para la historia).

Otra pregunta que queda en el aire es sobre la actuación de la Reserva Federal; es decir, ¿actuó movida por la caída de las Bolsas o porque realmente observa un peligro serio de recesión económica? ¿Estaría justificado lo primero cuando parece que el desencadenante fue el cierre masivo de posiciones por parte de un banco de inversión? ¿Volverá a ser tan agresiva en la reunión ordinaria de la semana que viene?

Con rebote o sin él, los analistas lo tienen claro. Hay preguntas aún sin respuesta y queda volatilidad para rato.

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