Un decenio creciente de IPC
El 4,2% de inflación con que cerró 2007 debe ser observado con preocupación por las autoridades económicas. Aunque se justifique en el comportamiento de los alimentos y del petróleo, cuyos precios se han disparado en todo el mundo, el alza de las materias primas no explica, por sí sola, el comportamiento del IPC español.
CincoDías analiza hoy la evolución del coste de los alimentos para los españoles y para el resto de los ciudadanos comunitarios en los últimos 10 años. La conclusión es demoledora: en un decenio, los precios han subido 14 puntos más en España que en la media de la zona euro. Y no hace falta alargar tanto el periodo, pues ni siquiera resiste la comparación del año pasado. A pesar de que el petróleo y los cereales han subido por igual para todos los socios, el tirón de los precios de los alimentos en España fue del 6,8%, frente al 4,9% de la zona euro. Los datos no dejan margen a la duda y se puede afirmar que algo está fallando en la economía hispana. Sin embargo, lo difícil es determinar exactamente qué es, porque ninguno de los agentes que participan en la cadena, desde el campo hasta el mercado, asume responsabilidad en la fuerte alza de la cesta de la compra. Todos señalan hacia otra parte.
Esta situación es especialmente llamativa porque España es uno de los mayores productores de alimentos frescos de la UE. Y es mucho más chocante cuando se descubre que los mayores incrementos de precios, en comparación con el resto de la zona euro, se han producido en frutas (21 puntos de diferencia en contra de España) y verduras (25 puntos).
Es verdad que en un mercado de libre competencia las autoridades tienen poco margen para atajar la inflación. Pero no deben resignarse a aceptar que las peculiaridades nacionales sigan mermando la competitividad de la economía. Por eso, no es muy alentador ver cómo en plena campaña electoral se utiliza la inflación como mera arma arrojadiza. Las subidas de los precios en estos 10 años se han producido al margen del color del Gobierno.