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Jorge Cosmen

'A los números uno hay que ponerlos en un pedestal'

En 1995, José Cosmen decidió dar paso a sus hijos en las labores ejecutivas del grupo de transporte. Tenían una ventaja: desde pequeños conocían la compañía, en la que trabajaban los veranos. Hoy Jorge Cosmen conduce una multinacional que ha sido pionera en China

Es parco en palabras, pero rotundo. A Jorge Cosmen, presidente del grupo de transporte de viajeros Alsa y miembro del consejo de National Express, le gusta explayarse sobre todo con la aventura que inició en China su padre en 1984. Fue un visionario, y el hijo, la segunda generación de esta empresa familiar, está orgulloso de ello. Nació en Oviedo hace 39 años y, aunque vive a caballo entre Londres, Madrid y Asturias, reconoce que lo que más le gusta es escaparse a la zona de Leitariegos, en el concejo asturiano de Cangas del Narcea, de donde procede la familia Cosmen. 'Es en el único lugar donde recargo pilas'.

¿A ustedes abrir negocio en China les cambió la vida?

Totalmente. La verdad es que todo comenzó hace 24 años, y en ese periodo ha cambiado mucho España, pero sobre todo ha cambiado China, donde ha habido una gran evolución de la inversión extranjera. Es un fenómeno curioso que está sucediendo en países en desarrollo, que están fabricando y produciendo en estos momentos al mismo nivel y con infraestructuras de países de primer mundo. Mi hermano Andrés lleva 20 años en China; por entonces estudiaba Económicas, y decidió viajar a China para echar una mano en el negocio familiar y, de paso, aprender algo. Pero hemos aprendido todos, sobre todo determinados valores y maneras de hacer las cosas, totalmente distintos a los nuestros.

¿En qué se diferencian?

Lo primero, allí hay que establecer unos vínculos de amistad, y después es cuando se hace el negocio. Es importante crear cierta confianza y tener mucha paciencia, porque además, al hablar un idioma tan distinto, puede haber problemas de interpretación. Al chino hay que dedicarle tiempo. Los negocios en aquel país se hacen siempre a medio y largo plazo, nunca son inmediatos. Nosotros estamos muy contentos y vamos a seguir en China. Ahora se ha puesto de moda porque hay un boom y todo el mundo quiere hacer negocios allí, sin embargo no es fácil.

Todo esto se contrapone con el cortoplacismo que impera hoy día en muchas empresas.

Buscamos el corto plazo, que es el que nos hace mirar el largo plazo. Ambos son importantes, pero para que las empresas puedan mirar al futuro han de tener en cuenta el presente. En China cuenta el largo plazo, a pesar de que el momento actual que vive este país es muy atractivo, con los Juegos Olímpicos y la Expo de Shanghai. Está en el escaparate mundial.

Tras la incorporación de Alsa al grupo británico National Express, ¿cuál es su papel dentro de la organización?

Formo parte del consejo de National Express y nuestra estructura profesional es buena en todos los ámbitos. Una compañía como la nuestra, de servicios, no puede perder la cercanía con el cliente, por lo que es muy importante cuidar el matiz local. Es fundamental diferenciar qué es local y qué no es local.

¿Cómo adaptan a los profesionales que tienen repartidos por el mundo a la cultura corporativa?

Nos volcamos en la formación interna. Lo primero que hacemos es transmitirles todos nuestros valores mediante una carta de bienvenida. No solemos tener problemas en este sentido. Nosotros vimos que la contratación en origen era buena de cara al futuro; por tanto, traemos a los profesionales para formarles en España.

Dentro de una compañía familiar, ¿cuál es la misión de los hijos cuando el padre ha tenido tanta fuerza como empresario?

Nuestra misión como parte de una familia de empresarios es tener la responsabilidad de poder transmitir los valores y el sentimiento de empresa que hemos recibido.

¿Cuáles son esos valores?

La integridad, aunque hemos aprendido que la empresa es importante, pero también lo es la familia. Y eso se puede transmitir al valor que tienen las personas dentro de una organización. Es importante crear una empresa, pero sin las personas no es posible. Creemos que una familia puede aportar cosas interesantes a una organización. A diferencia de lo que sucede en una empresa cotizada, donde prima el valor del accionista, en una compañía familiar, cuando se cree en algo, se persigue, y se motiva para llevarlo a cabo. Es importante saber transmitir esa motivación al resto de los profesionales que trabajan en la compañía. Eso da también estabilidad a la organización.

¿Qué lección ha aprendido de su padre, el creador del Grupo Alsa?

Mi padre es un magnífico empresario, pero es mejor padre. El papel de mi madre también ha sido muy importante, porque somos ocho hermanos y siempre hemos funcionado todos como un gran grupo. Mi padre ha sido muy generoso con el equipo y ha hecho una sucesión ejemplar. De él he aprendido lo importante de la vida, como la humildad, la honestidad, el humor y la humanidad. Y dentro de la empresa ha sabido hacer muy bien la sucesión.

En los últimos años las empresas familiares han hecho un gran esfuerzo por profesionalizar sus organizaciones, ¿cuál es su caso?

La profesionalización no está reñida con la empresa familiar, preocupada por tener en sus filas al mejor talento. Competimos igual que otras empresas y queremos tener a los mejores. Los hermanos lo hemos hablado con nuestro padre, ya que, por desgracia, el talento no se hereda, sino que hay que cultivarlo y trabajarlo. No por ser hijo del fundador de la compañía vas a tener talento. Lo que hay que saber es dónde están los mejores, ser capaz de atraerlos y después retenerlos. æpermil;sa es la clave. A los números uno hay que ponerlos en un pedestal. Lo necesario es ser humilde para saber qué es lo que puede aportar cada persona. En un mundo globalizado, donde el conocimiento es tan amplio y donde todo está al alcance de la mano, es importante tener unas actitudes y saber reconocer hasta dónde se puede llegar. Cuando en una familia no hay personas capaces de hacer determinadas cosas o de llevar adelante la compañía, hay que buscar a los mejores profesionales para que nos acompañen en esa aventura. Hay una combinación perfecta.

¿Cuál es?

Un equipo de profesionales buenos apoyados y respaldados por la familia, que debe dejar hacer a los que saben. Se trata de un camino de largo recorrido, que requiere de muchos apoyos para que los proyectos salgan adelante. Lo importante, en cualquier caso, es adquirir los conocimientos que se quieran. Yo tuve la libertad para estudiar lo que quise, como el resto de mis hermanos, aunque teníamos claro cuál iba a ser nuestro futuro porque nuestro padre se encargó de inculcarnos el amor por la empresa. Y creo que eso lo ha conseguido con creces.

¿Cómo cree que le ven dentro de la compañía?

Me gustaría que me vieran como a una persona normal, que tiene la suerte de vivir un momento empresarial apasionante, dentro de una compañía con vocación de crecimiento y ahora en fase de consolidación en los mercados en los que estamos presentes. Me gusta hacer las cosas en función de si tienen sentido o no. También soy una persona de consenso. Me gusta dialogar, no imponer.

¿Qué es para usted el trabajo?

No sabría definirlo porque no tengo la sensación de que lo que hago sea trabajo. Me gusta la actividad que realizo, y siempre lo he vivido de una manera relajada, aunque dirigir una compañía no es fácil. Hoy estamos preocupados por temas de actualidad como la conciliación. Por ejemplo, no creo en las larguísimas jornadas laborales.

Entonces, ¿usted concilia?

Hago lo que puedo. Trabajo el tiempo necesario para que todo salga adelante, pero creo que si se concilia, y hay un equilibrio entre la vida personal y profesional, se da más valor a lo que se hace. Debemos tener responsabilidad sobre lo que se hace y no sobre las horas que se emplean. Hoy día ayudan mucho las nuevas tecnologías, que te permiten estar conectado con el trabajo y atender tus asuntos personales.

Su hermano Andrés dirige la compañía en China, ¿es, en estos momentos, el ejecutivo con mayor valor añadido de toda la familia?

Se ha convertido en un gran ejemplo para todos nosotros. Es un gran líder porque tiene una gran reputación y conocimiento del mercado de aquel país, además de ser un excelente gestor. Tiene muchas virtudes y yo me siento muy orgulloso del trabajo realizado por mi hermano porque no ha sido una aventura fácil. Ha abierto un gran camino.

Una gestión muy particular en China

El viaje a China del Grupo Alsa se debe al espíritu inquieto de su creador, José Cosmen. Su hijo Jorge lo recordó durante su participación en el X Congreso de la Empresa Familiar, donde se celebró esta entrevista. 'Mi padre leyó una noticia sobre un producto para la bronquitis que se hacía en China y se interesó por esta información en la Embajada de China. Acabó firmando un contrato para una licencia de taxi durante 10 años en una región considerada pequeña, pero con 60 millones de habitantes'.Era 1984. Fue la primera compañía extranjera de transporte autorizada a operar en el país asiático. Andrés, otro de los hijos de José Cosmen, que estudiaba Económicas, decidió viajar a aquel país para echar una mano al negocio familiar. Se quedó y acabó la carrera por la UNED. En estos momentos, Alsa tiene en China 14 empresas mixtas, 'que requieren de una gestión muy particular'.

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