St. Moritz se rinde ante el dinero ruso
Rolf Seibold, un ejecutivo de banca privada de Credit Suisse, está colocando anuncios en los supermercados de Zermatt. Seibold está buscando a alguien que le enseñe ruso. Su objetivo: atraer clientes entre los visitantes vestidos con abrigos de piel que atiborran esta localidad suiza de esquí, cerca de la montaña Matterhorn, así como St. Moritz.
'Cuando me fui a esquiar ayer sólo se oía hablar ruso'', asegura Seibold, de 56 años. 'Una pareja en el teleférico trató de hablarme, pero solamente conozco unas pocas palabras por lo que apenas pude responder con una sonrisa. Aprender el idioma valdría la pena, porque son personas muy acaudaladas y están dispuestas a gastar e invertir'', señala.
Los suizos están aprendiendo a decir spasibo en vez de thank you a medida que los rusos comienzan a colmar las localidades turísticas. De Zermatt a St. Moritz, los esquiadores pueden paladear pizza de caviar y trufas a 2.480 metros o comprar un trineo Gucci por casi 3.000 euros. Y los visitantes rusos gastan un promedio de 270 euros por día, el doble que los alemanes, según datos de la oficina de turismo suiza.
En vista de que el país asiste a la mayor cantidad de nieve a principios de temporada que se ha visto en un decenio y el creciente número de visitantes de Moscú y San Petersburgo, la oficina de turismo prevé un invierno sin precedentes en cuanto a ocupación hotelera. El alojamiento por parte de viajeros rusos creció un 23% en los primeros 10 meses de 2007, aunque Alemania sigue siendo la mayor fuente de visitantes.
Los rusos acuden en masa a Suiza durante las dos primeras semanas del año, en el Año Nuevo Ruso, convirtiendo una tradicional pausa en el calendario de invierno en una nueva temporada alta. Desde 2005, los ciudadanos del país han tenido un descanso oficial de 10 días alrededor de la Navidad en el calendario Juliano, el 7 de enero.
Los visitantes representan hasta el 90% de los huéspedes de hoteles de cinco estrellas en St. Moritz durante la primera quincena de enero. Hoteles como el St. Moritz Carlton, originalmente construido en 1913 como residencia del zar Nicolás II, comenzó a ofrecer cenas de gala para la Navidad rusa este año.