La sanidad, eterna asignatura pendiente
Multitud de propuestas demócratas para renovar el sistema en EE UU.
El caso de la joven de 17 años Nataline Sarkisyan ha llegado a la campaña para ilustrar la necesidad de arreglar un sistema sanitario en EE UU plagado de problemas, muy caro y que se ha convertido en eterna asignatura pendiente del sistema.
Sarkisyan, aquejada de leucemia, necesitaba un transplante de hígado con el que habría tenido algunas posibilidades de sobrevivir pero que su aseguradora, Cigna, se negó a pagar en primera instancia. Luego cambió de opinión, pero la paciente murió antes.
Las aseguradoras privadas, son las que se encargan de la salud en EE UU, mientras que el Estado proporciona cobertura sanitaria a los mayores de 65 años (Medicare) y a quienes viven por debajo del umbral de la pobreza (Medicaid). El problema de Sarkisyan lo tienen muchos ciudadanos que ya están enfermos ya que es casi imposible que puedan hacerse con un seguro. Sin este, los gastos se disparan.
Los gastos sanitarios superaron en 2006 los dos billones de dólares
Edwards y Clinton universalizarán la cobertura. Obama, sólo para los niños
Y tanto como para que en 2006 los gastos médicos de EE UU hayan sobrepasado por primera vez los dos billones de dólares anuales, es decir, una media de 7.000 dólares por persona, según recientes datos del Gobierno. El billón se superó en 1995. Actualmente el gasto sanitario supone el 16% del PIB.
Dados los costes y el hecho de que 46 millones de ciudadanos no tienen seguro, la cuestión sanitaria se ha perfilado como uno de los grandes retos electorales. El modelo europeo no se abraza por ningún candidato.
Edwards, el candidato más a la izquierda en el partido demócrata se queda a las puertas. Este candidato, que ha dado a conocer el caso de Sarkisyan, quiere imponer la cobertura universal obligando a todo el mundo a tener un seguro médico. A los empresarios se les requerirá que lo proporcionen a sus empleados o que contribuyan con parte de los costes que estos tengan al contratarlo por su cuenta. Edwards establecerá subsidios para que quien tenga menos ingresos y animará la creación de pools que ofrezcan planes privados más baratos y expandirá los planes públicos.
El candidato dice que el coste será de un máximo de 120.000 millones de dólares al año y lo pagará cancelando los recortes de impuestos de George Bush para personas con ingresos por encima de los 200.000 dólares al año.
El plan de Hillary Clinton es muy similar y también requiere la universalidad de la cobertura médica obligando a las grandes empresas a ofrecer seguros médicos o ayudar a pagarlos a sus empleados. El plan no es obligatorio para las pequeñas empresas pero a ellas o sus empleados se les ayudará con créditos fiscales. El plan para pagarlo es como el de Edwards.
Barack Obama no obliga a que haya una cobertura universal, aunque ese sea el objetivo, más que para los niños. Para él, la prioridad es reducir los costes para que todos se lo puedan permitir. En el caso de los adultos, propone unas medidas similares a las de Edwards y Clinton para que se facilite que todos puedan permitirse el seguro.
Los demócratas se comprometen a controlar las subidas de precios y en el caso del Medicare están de acuerdo en anular una provisión del Gobierno de Bush que impide al Estado negociar con las farmacéuticas los precios de las medicinas que compra.
Los republicanos no aportan muchos cambios. Ninguno impone la obligatoriedad. Rudolph Giuliani y Mike Huckabee proponen controlar los costes, mientras que Mitt Romney cree que el Gobierno debe apoyar a los estados para que estos ayuden a los que no tienen seguro.
Michigan decide sólo en el Partido Republicano
Michigan no contará hoy con más candidatos demócratas en sus primarias que el nombre de Hillary Clinton. El estado fue penalizado por el partido por adelantar la fecha de las primarias y sus delegados no tendrán voto en la convención. Los republicanos sí que han decidido presentarse y de hecho para uno de ellos, ganar en la cuna de la automoción de EE UU es absolutamente crucial.Se trata de Mitt Romney. El candidato que partía entre los favoritos ha perdido en Iowa y New Hampshire y no puede permitirse más reveses. Y menos en Michigan, el estado en el que nació (aunque hace 30 años que no vive en él) y del que su padre fue gobernador y empresario.Las cosas son más complicadas para Romney hijo que para su padre pese a las grandes cantidades que ha invertido en su campaña. El problema es que Romney es mormón y su fe no goza de un reconocido crédito. Su padre lo era pero entonces la religión no era el asunto de Estado que es hoy.De todas formas el programa de los candidatos pasa mas en estos momentos por las soluciones económicas, ya que la tasa de paro en Michigan es del 7,5% y la de embargos es también es de las mas altas del país, entre otras razones porque las automovilísticas no han dejado de cerrar plantas.En su discurso, Romney promete soluciones para el estado a través de estímulos fiscales. John McCain, animado por su triunfo en New Hampshire, advierte que muchos trabajos perdidos no se recuperarán pero que él les ayudará a reintegrarse laboralmente con programas de educación. Huckabee ha recordado su plan fiscal para grabar el consumo y no los ingresos.Las encuestas, que tanto se equivocaron en New Hampshire, dejan muy abierto el resultado y la victoria se la disputan Romney y McCain. Huckabee, que hasta hace seis días no ha hecho campaña en este estado, no tenía organización y casi no ha invertido nada en ella, podría llevarse el 15% del electorado.