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Fernando Pombo

'El abogado debe estar más dispuesto a viajar con el cliente'

Gran conversador, a sus 64 años le encantaría, si tuviera tiempo, recuperar su afición por el mar. Su origen está en Santander. Le gusta la música -hizo la carrera de piano- y leer literatura, poesía y a su primo Álvaro Pombo.

Licenciado en Derecho, estudió Filosofía y Derecho en las Universidades de Oviedo y de Madrid, y cursó el doctorado en Ginebra (Profesor Martin Achard) y Múnich (Instituto Max Plank -1970-1971-, Profesor F. K. Beier). Otros estudios universitarios los realizó en Dundee y en el Europa Institut de Ámsterdam. Hace tres años recibió la Gran Cruz del Mérito al Servicio de la Abogacía Española. Ha ejercido la docencia en varios centros. Actualmente es presidente electo de la International Bar Association (IBA), la ONU de los abogados, un cargo que ocupará hasta finales de 2008. Ha sido vicepresidente, durante el bienio 2005-2006, y forma parte del management committee y del consejo de esta asociación. Además, es miembro de la Corte Española de Arbitraje, ABA, LES, Aippi, AEPPC, IPBA, The Chartered Institute of Arbitrators, Life Fellow American Bar Foundation y The American Law Institute (ALI). Toda una larga trayectoria para conocer a fondo su sector.

¿En qué momento se encuentra la abogacía española?

Como el resto de los sectores de la economía española, está en un momento de modernización y de actualización de todos los agentes. Es natural ver a los españoles en una situación de liderazgo. Nuestras firmas se han adaptado al mercado de la competencia, tanto en España como en el extranjero. Los abogados tenemos que darle a España ese nivel de servicio, con una abogacía moderna y comprometida, con especialización mercantil, con vocación de entender el negocio del cliente. Me preocupa que se pueda reducir el número de candidatos a ser brillantes en el futuro, pero espero que siempre los haya, como hasta ahora.

¿Qué cualidades ha de tener un abogado hoy día?

El abogado moderno ha de tener conocimientos en inglés y en otro idioma. Saber inglés no puntúa, pero no saberlo elimina. Ahora se valora mucho dominar idiomas como alemán o el francés. También tiene que tener la capacidad para viajar con el cliente. El empresario de hoy conquista el mundo, quiere tomar cuotas de mercado, ha desarrollado una capacidad de gestión, y el abogado debe crecer a su vera, con soltura, con ética, con conocimiento y disponibilidad. Hay que respetar los valores permanentemente y asesorar sobre ellos a los clientes. La información jurídica esta hoy al alcance de todo el mundo gracias a internet. Sin embargo, el abogado siempre tiene que ir un poco más allá.

¿Es ahí donde reside el verdadero valor añadido?

Sí, en la información que se maneja, en saber qué es lo relevante y qué es lo que va a ser útil y correcto para cada caso. Los abogados están formados en tecnología, pero deben saber adaptarse al cambio constantemente, también deben tener una mayor movilidad. Hay un incremento de información que llega a través de los medios de comunicación, lo que debe facilitar la toma de decisiones a los clientes, que normalmente tienen que hacerlo de forma rápida. Para ello, necesitan a un abogado que actúe de la misma manera, con la misma rapidez y destreza.

Entonces, ¿el abogado se ha convertido en el acompañante del empresario español?

La abogacía española es respetada internacionalmente porque ha sabido responder con brillantez a los cambios de la sociedad, a la revolución de los empresarios y a su modernización. Hemos estado al lado del empresario y de nuestra economía. En España, hay firmas en posiciones envidiables, observadas por otras compañías de su sector.

¿Y por qué cree que resultan tan interesantes las empresas españolas?

Por su modernidad, por su genialidad, por su valentía, por la toma de decisiones, por el espíritu de liderazgo y por la innovación. Y por el coraje de los empresarios españoles para emprender negocios en mercados desconocidos. Ese ejemplo nos ha servido a los abogados para aprender de ese liderazgo, que se utiliza para la organización de la firma.

¿Por qué decidió crear su propia firma de abogados?

Quería conseguir algo mejor que la suma individual de la gestión del conocimiento. Estoy orgulloso porque la firma cuenta hoy con 250 abogados, de los que un 40% son mujeres. Tenemos una estructura de mando reducida, que actúa como si fuera un consejo de administración. Tenemos 41 socios varones y siete mujeres.

¿No son pocas mujeres en la cúpula directiva?

Soy padre de tres hijas, también de un hijo, y me siento muy sensibilizado con ese tema. En la firma tenemos muchas mujeres en carrera y hemos puesto los mimbres para que las carreras sean iguales a las de los varones. Algunas abogadas muy brillantes deciden en un momento determinado dedicarse parcialmente a la profesión para poder dedicarle más tiempo a los hijos. No se puede desaprovechar ese talento. Cuando una mujer se reincorpora con un número limitado de horas por día, hemos observado que son más rentables en dedicación que cuando no hay limitación horaria. Trabajan sin un pestañeo para reintensificar su carrera durante el tiempo que tienen fijado, y el resto del tiempo se lo dedican a su criatura. En estos casos se manifiestan el rendimiento, la eficacia y la constancia. Y de lo que se trata es de que recuperen su carrera al mayor ritmo posible.

Si se rinde más, ¿por qué los despachos de abogados no instauran el horario limitado?

Porque los clientes no lo entenderían, ya que quieren disponibilidad y presencia total. Un marco de horarios con una cierta amplitud es necesario. El horario limitado, con el gran rendimiento que conlleva, es una oportunidad para las mujeres que quieren dedicarse temporalmente a sus hijos y reengancharse a su carrera profesional.

¿La conciliación se está convirtiendo en una herramienta para la retención del talento?

Partimos de que la brillantez de nuestros profesionales es nuestro gran valor, es por lo que vuelven nuestros clientes. Un abogado bien formado en la universidad ha aprendido a ser analítico, crítico para defender la posición del cliente y de su entorno. Es una persona capaz de entender las consecuencias de su entorno de trabajo y la necesidad de tener un equilibrio personal y profesional, eso también lo trasladan a sus clientes. El entorno de trabajo y que el profesional trabaje a gusto es muy importante. En ese sentido, es fundamental también la elección de las oficinas. Nosotros hemos apostado por que tengan luz, que sean acogedoras y silenciosas, para que nuestros abogados rindan mejor. Todos competimos con uñas y dientes. Y queremos hacerlo mejor que los demás, que en la mayoría de los casos son buenos.

¿Cuándo le llegó la verdadera vocación por la abogacía?

Muy pronto. En mi familia hay una amplia trayectoria dentro de esta materia desde el siglo XIX. Juan Pombo fue el fundador del Banco Santander y era abogado. De mi abuelo y de mi padre aprendí los valores del análisis, del debate, de la tenacidad y del diálogo. Fueron un gran aliciente. Hoy puedo decir que la firma está bien dirigida. Hay, frente a la generación que fundó la firma, un equipo que ha tomado el liderazgo. Mi labor es cada vez más reducida porque la estructura está cada vez más encaminada. Al tener todo esto perfilado, ha sido más fácil para mí asumir la presidencia de la gran organización de la abogacía IBA, fundada en el año 1947 en Nueva York y considerada las Naciones Unidas de la abogacía. Nos ocupamos de ayudar a quien más lo necesita y realizamos labores de entrenamiento en la formación de los abogados, sobre todo en el conocimiento de sus obligaciones.

¿Prevé que a lo largo de este año habrá fusiones entre despachos de abogados?

Ha habido muchos movimientos de reestructuración de las firmas. Estados Unidos es un gran mercado, donde algunas se han concentrado por razones de complementariedad geográfica. En Europa, el desarrollo de firmas británicas ha precedido a los demás, y tuvieron el éxito de organizarse de manera eficiente y de adquirir tamaño. En España hay una cantidad de bufetes internacionales que, con excepción de Clifford Chance, tienen un tamaño moderado. Algunos de estos gabinetes, en su origen, consideraron que una forma para crecer era absorber a pequeños despachos.

El mercado ahora está estabilizado, con compañías con tamaño y estrategia para ir en buena dirección. En nuestro caso, el crecimiento será orgánico y, si surge la oportunidad de integrar colectivos de colegas con un gran valor profesional, lo analizaremos con interés, tal y como hemos hecho en el pasado.

El IBA, la 'ONU' de la abogacía

Fernando Pombo es presidente electo de la International Bar Association (IBA), 'las Naciones Unidas de la abogacía', como él mismo la define. Se trata de la mayor asociación internacional de abogados, con 30.000 miembros. Su objetivo es promover el intercambio entre profesionales, defender su independencia, los derechos humanos y la práctica de la profesión sin interferencias. 'Nos ocupamos de ayudar a quienes más lo necesitan, la asociación es una referencia, una autoridad moral, porque defendemos derechos mutilados'. La asamblea de la IBA de 2007 se celebró en Singapur, y este año Buenos Aires acogerá la que se espera que sea la mayor conferencia de la historia de la asociación. En 2007 se debatió sobre la necesidad de libertad de expresión. Este año las reuniones se centrarán en la calidad de vida de los abogados y en cuestiones sociales y referentes a los derechos humanos.

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