Que vuelva el abuelo a la familia Mata
Me he enganchado a la serie de televisión de Antena 3 La familia Mata. No me da vergüenza reconocerlo. Se trata de una serie disparatada, con una familia desquiciante, tramposa, mentirosa, que siempre anda en líos, pero muy divertida. Es una bocanada de aire fresco en la pequeña pantalla, aunque conozco a gente que detesta la serie. También lo entiendo. Es un tipo de humor bastante superficial y ligero. Ninguna de las prácticas y chanchullos que realiza esta peculiar familia están vigentes en la sociedad moderna de hoy día. No son tipos de fiar ni para recomendar a ninguna empresa.
Hace dos lunes se emitió el último capítulo de la primera temporada y, como siempre, los guionistas tuvieron la última palabra. Para mantener enganchados a los espectadores antes de que llegue la segunda entrega, crearon tensión en la última escena. Uno de los ganchos que utilizaron ha sido el fichaje del matrimonio peor avenido de la televisión, los conocidos como Pepa y Avelino, que en esta ocasión cambian el nombre.
Pero no se les ocurrió otra cosa que eliminar, o lo que es lo mismo, matar al abuelo, al mayor de la familia. ¿Por qué siempre cuando hay que cargarse a alguien, y sucede lo mismo en las organizaciones, ya sean grandes o pequeñas, acaban por prescindir de los mayores, los que acumulan mayor talento?
En esta ocasión, el papel del abuelo Alfre, tan políticamente incorrecto como el resto de la parentela, lo desempeñaba Pako Sagarzazu, un actor trillado en el teatro y con muchas tablas y dominio de la pantalla. Sus apariciones siempre eran una delicia por las ocurrencias y por su buena interpretación. El caso es que en la última escena aparece muerto. Las empresas prefieren el talento joven, fresco y con chispa, pero no deberían desperdiciar a todos aquellos que saben la técnica y el oficio. Cuando una empresa necesita aligerar su plantilla comienza por las prejubilaciones, y en estos procesos se les marcha una buena parte del saber hacer de la compañía, de la experiencia, del ejemplo para los más jóvenes, que no tienen un modelo en el que fijarse.
Lo ideal sería llegar al equilibrio perfecto, donde convivan con total naturalidad jóvenes y sénior. Los dos se necesitan y se complementan. Desconozco los motivos por los que se ha prescindido del abuelo de esta familia televisiva, pero yo habría eliminado algún que otro personaje que no aporta nada a la serie. Que resuciten al abuelo.