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CincoSentidos

Cara y cruz de la fiebre por las tarjetas regalo

Un 20% de usuarios no llega a usarlas, según consumidores de EE UU.

Práctica, fácil, conveniente y una apuesta segura. Por estas razones las tarjetas regalo, tanto las emitidas por las tiendas como por los bancos, no hacen más que crecer en EE UU y se espera que este año sean, junto con la ropa, lo más comprado de las Navidades.

Según la Federación Nacional de Comerciantes (NRF, en sus siglas en inglés) si en el 2004 ya un 48,4% de los americanos deseaba recibir este pequeño regalo de plástico para hacer sus propias compras, en 2006 esta cifra subió hasta el 52,8% y se invirtieron en ellas 24.810 millones de dólares (unos 16.916 millones de euros).

La tendencia es al alza, pero la duda que persiste es si de verdad son tan prácticas, fáciles y convenientes, cuánto recorrido le queda a esta tendencia y si las de los emisores de tarjetas de crédito, como Visa o American Express, no son, además, muy caras. Quien ha planteado todas estas dudas es la Organización de Consumidores americana que hace unas semanas publicó un anuncio a toda página en The New York Times para advertir de la peor cara de estas tarjetas.

Consumer Report, asegura que crece la frustración entre los tenedores de este dinero de plástico por las fechas de expiración y las comisiones y, además, señala que un informe de la consultora TowerGroup muestra que el año pasado se quedaron sin usar 8.000 millones de dólares de este tipo de tarjetas. Los analistas de Consumer Report hicieron el pasado octubre una encuesta cuyo resultado revelaba que el 27% de aquellos que recibieron tarjetas en 2006 no han usado una o más un año después. El año pasado eran el 19% los que no habían hecho nada con ese regalo de plástico. Las razones que más se citan a la hora de explicar por qué no se canjean son el olvido, la pérdida, la expiración, la falta de tiempo para comprar o la imposibilidad de comprar algo para llevarse. Eso suele pasar con tarjetas donde no abundan regalos por el valor de la tarjeta.

Los problemas más frecuentes no se dan tanto con el dinero de plástico de las tiendas, que en general no suelen ser cobrarse si no se usan y no tienen comisiones, sino con las de los emisores de tarjetas de crédito como Visa o American Express con las que se regala efectivo.

Hay menos regulaciones para las tarjetas regalos de estas firmas que para las de débito y crédito, aseguran en Consumer Report donde entre otras cosas explican, por ejemplo, que los bancos suelen cobrar una comisión cuando venden una tarjeta de este tipo. Entre algunas de las cosas que los clientes deben tener en cuenta destaca que American Express, además, puede cambiar sus condiciones sin necesidad de notificarlo y que, en general, todas tienen comisión de mantenimiento.

Los comerciantes que a través de la NRF reaccionaron con enfado al anuncio de Consumidores admiten que las tarjetas de los bancos son costosas. 'Hay que distinguir entre las tarjetas emitidas por las tiendas y por los bancos. El 92% de los mayores comerciantes no tienen comisiones, emisores como Visa y Mastercard suelen poner fecha de expiración, exigir que sean activadas, tener comisiones por inactividad o por transacción'. La NRF asegura que incluso algunas incluso pasan una comisión por 'simplemente mirar el balance'.

La hora del mercado de segunda mano

En un país donde el aguinaldo navideño es tan obligatorio como la propina en los restaurantes, los comerciantes animan a usar este dinero de plástico.'Ahórrese el trabajo de pensar y compre tarjetas especialmente para las babysitters, el chico de los periódicos, el portero, los profesores y otras personas que reciban regalos de menor cuantía', anima la NRF. La popularidad de esta forma de obsequio ha generado incluso un mercado de segunda mano, en el que los consumidores revenden las tarjetas que no quieren aplicando un pequeño descuento.Sin embargo, según un estudio realizado por Accenture en Estados Unidos, tan sólo un 9% de los encuestados sabe que puede adquirir estas tarjetas de segunda mano. Según los datos del informe, la mitad de los encuestados gastó entre 26 y 50 dólares en una tarjeta regalo, mientras que aproximadamente un tercio consumió entre 11 y 25 dólares. Otro de los datos de la investigación revela que un tercio de los compradores que viven en grandes ciudades compra este tipo de obsequio, en comparación del 19% que reside en zonas rurales. Más de cuatro de cada cinco encuestados (un 83%) aprecia poder elegir el diseño de la tarjeta. En cualquier caso, casi un 60% de quienes la han recibido como obsequio se gastó el total en una sola compra.

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