Los mercados y los bancos centrales
Los mercados financieros reaccionaron ayer con fuertes recortes de los precios al anuncio de las acciones concertadas por parte de los principales bancos centrales para normalizar las transacciones interbancarias. La pretendida señal de confianza ha parecido traducirse en temor a una situación más grave de lo que los operadores apreciaban hasta ahora, y las ventas se han impuesto en todas las plazas del mundo, en mayor o menor medida.
Los anuncios de los cinco grandes bancos centrales ni siquiera lograron atemperar las tensiones en las tasas del mercado interbancario, ya que tanto en el mercado de la libra como en el del euro o el franco suizo la relajación de los tipos de interés en todos los plazos ha sido prácticamente inapreciable. La cercanía del cierre del ejercicio está desatando un inusual apetito de fondos por parte de los bancos en todos los mercados, que tensiona los tipos hasta límites insospechados, para poder cerrar unas cuentas anuales y un balance lo más saneado posible.
Esta circunstancia disparará previsiblemente la volatilidad en las transacciones de activos en todos los mercados en las próximas semanas, más allá de consideraciones sobre los riesgos ciertos de desaceleración económica en el mundo o incluso de recesión en EE UU. Pero detrás de los movimientos tan bruscos en los precios de las acciones está el cada vez más extendido temor a una desaceleración fuerte de la actividad, que se trasladaría irremediablemente a los resultados de las compañías. Este nuevo escenario contractivo es desde luego incompatible con los niveles casi de récord en los que se mueven todos los mercados de acciones en los últimos meses, pese a los sustos vividos desde julio.
La confianza precisa más tiempo. Los grandes bancos seguirán aflorando sus males, tal como hicieron ayer en Reino Unido, Alemania o EE UU. Pero el grado de examen de conciencia que acompañe a sus cuentas a fin de año es fundamental para recuperar el crédito entre los competidores, y restaurar así la fluidez del dinero en el mercado, auténtico motor de la economía.