Los salvadores que llegan del Este
La venerable Unión de Bancos Suizos tiene un problema. No será la primera vez que sucede, toda vez que las raíces de esta institución se hunden en la historia anterior a la Revolución Francesa. La sede de Zúrich, que impresiona al visitante con largos pasillos y amplias estancias decoradas con valiosas obras de arte, habrá visto con toda seguridad etapas más tumultuosas que las actuales. Y su cuartel general estadounidense, en Connecticut, que aparece en el libro Guiness por alojar la mayor sala de operaciones del mundo financiero con 10.000 metros cuadrados, tampoco será fácilmente impresionable.
UBS es la empresa del mundo que gestiona más dinero de terceros, y perderá dinero este año. Ha encontrado, no obstante, apoyo financiero, pero no en Nueva York, Fráncfort, Boston, Londres, París, ni siquiera en los Alpes Suizos. Ha sido en las pujantes plazas financieras de Oriente: Singapur y Dubai. Y quizá lo más llamativo es que este hecho ha dejado de parecer llamativo. Pero, hoy por hoy, es donde está el dinero. Mientras en las finanzas occidentales el dinero parece haber sido succionado en un agujero negro de provisiones y restricción crediticia, los dólares entran a raudales en la saudí Aramco, en los emiratos del Golfo o en las exportadoras de Asia. Flujo de caja real que procede del consumo de Occidente y que regresa a Occidente para paliar los problemas generados, en parte, por gastar y prestar más de lo debido.
Hace pocos meses Europa se planteaba la necesidad de una normativa que limitase el peso de estos inversores orientales en sectores estratégicos. EE UU vetó, sin medias tintas, la presencia de capital árabe en la gestión de los puertos. Hoy estas exquisiteces pasan a mejor vida, manda la urgencia y manda el dinero. Harina de otro costal es la conveniencia para estos inversores de llevar el dinero a la Bolsa, después de haberse llevado sendos varapalos en bonos del Tesoro de EE UU en 2005 y en corporativos en 2006.