Malos tiempos para aventuras bursátiles
En este turbulento final de año, si hay algo que verdaderamente está claro es que 2008 se presenta como uno de los ejercicios más inciertos de los últimos años. El primer trimestre va a ser determinante para arrojar luz sobre multitud de asuntos que estos momentos quitan el sueño a numerosos analistas, economistas, banqueros centrales y demás actores financieros.
Y en estas circunstancias, los inversores apuran las últimas semanas del año para tratar de rascar algo de rentabilidad a sus carteras, unos, y para salvar la cara ante sus partícipes, otros, cuando se publiquen en enero los balances del conjunto del año.
De un tiempo a esta parte, transitar por los mercados se está haciendo cada vez más cuesta arriba, y el agotamiento del ciclo es más palpable por momentos. Los últimos estrenos bursátiles son una clara muestra de ello. Ni Renta 4 ni Rovi han conseguido debutar al alza, a pesar de ser compañías por las que hace unos meses habría habido tortas para conseguir papel. La pugna de Iberdrola con los fondos para apurar la banda de precios en Renovables y los problemas de Tremón para cubrir la oferta son síntomas, también, de que éste no es el mejor momento para emprender aventuras bursátiles.
Los bancos de inversión, empero, son optimistas, dentro de lo que cabe, y están presentando una serie de previsiones para el año que viene que, dentro de lo malo, auguran subidas para las Bolsas.
Nadie tiene, sin embargo, la sartén por el mango, y son muchos los condicionantes que, en un momento dado, pueden echar por tierra los escenarios menos pesimistas. Y eso sin contar con los imponderables, los acontecimientos a todas luces imprevisibles que de cuando en cuando sacuden los mercados y disparan la aversión al riesgo.
Ya habrá tiempo para lamentarse o celebrar lo acontecido en 2008. Conformémonos por el momento con salir indemnes del ejercicio que termina, que al final será positivo o negativo, pero no ha sido aburrido en absoluto.