Presiones para que China revalúe
Cualquier tiempo pasado fue mejor. Hace unas semanas, un economista de un banco de inversión se quejaba de que ya a cualquier cosa llaman turbulencias financieras, recordando el miércoles negro de 1992 en el que el Banco de Inglaterra subió los tipos del 10% al 15% para mantener la libra en el Sistema Monetario Europeo antes de capitular. En comparación, la caída del dólar es un suave movimiento.
Hoy la lucha entre el mercado y la política tiene otro teatro de operaciones: Asia y, más concretamente, Pekín. El mercado pide a gritos una revaluación del yuan chino, pero las autoridades del país, quizá escaldadas por la experiencia del Japón de los 90, quizá centradas sólo en la transición a una economía industrial o quizá con otros planteamientos estratégicos, no quieren. O, mejor dicho, prefieren un ritmo de revaluación desesperante.
Dice Deutsche Bank que la presión a favor de la revaluación del yuan es más fuerte ahora que en cualquier momento de los últimos años. De hecho, dentro de la estrecha banda de cotización que China permite a su moneda, el yuan ha marcado el nivel más alto frente al dólar desde que en 2005 se pusiese fin al tipo de cambio fijo. Y la presión no sólo viene de la visita de Jean-Claude Trichet al país asiático. 'China está llegando a un punto crítico', dice Deutsche Bank, 'cada indicador se mueve en la dirección de hacer menos sostenible la intervención'. En China repunta la inflación, aumentas los flujos de capital extranjero y el coste de la esterilización -procedimiento mediante el cual China vende yuanes para evitar que la entrada de dólares tire de la cotización- es cada vez más alto.
En el plano político, los responsables monetarios de la zona euro apuntarán que la infravaloración del yuan estimula tendencias proteccionistas. Una advertencia no muy sutil para unos banqueros centrales.
Los mercados de divisas a plazo descuentan una revalorización del yuan del 9,6% en los próximos 12 meses, hasta los 6,746 yuanes por dólar. Pero las apuestas sobre las futuras decisiones de los responsables de la política china no son un buen indicador: los operadores estarán probablemente tan lejanos a los comités del PCCh como el resto de los mortales. Sí es una buena estrategia, y es lo que recomienda Deutsche, apostar por otras divisas de la zona.