Perder la silla en el baile de fin de año
Diciembre ha sido, tradicionalmente, un mes alcista para las Bolsas. Es cuando tiene lugar lo que en el mercado se conoce como rally de fin de año, y que viene propiciado por la toma de posiciones de los gestores, que preparan sus carteras para el año entrante.
A lo largo de los últimos 10 años sólo hay que lamentar dos diciembres de números rojos para la Bolsa española: el de 2000, cuando el Ibex cayó un 1,14% tras el estallido de la burbuja tecnológica, y el de 2002, que se cerró con un retroceso mensual del 9,7%, en un ambiente de pesimismo generalizado e incertidumbres económicas.
Lo que algunos analistas se preguntan en estos momentos es si cabe esperar un rally para el diciembre que comienza a finales de esta semana. Y la respuesta, desde luego, no es fácil. Con la volatilidad extrema que reina en los mercados es difícil prever a corto plazo qué dirección van a tomar los índices, algo que ya de por sí es complicado cuando los escenarios no son tan inciertos como el actual.
Una cosa sí parece probable: 2007 será el quinto año consecutivo de subidas para el Ibex 35, salvo que en lugar de un rally, los inversores asistan al gran batacazo de fin de año. Y ganando, como gana, el Ibex un 8% desde enero, no es probable que en un mes se volatilicen las ganancias de todo el ejercicio, a no ser que las cosas empeoren de manera dramática.
La situación, en todo caso, es delicada, y así como hay índices que pueden presumir de arrojar estupendas ganancias este año, como el Ibex el Dax de Fráncfort, los hay que arrastran números rojos de todo pelaje. Lo cual no es más que una señal del agotamiento de los mercados, aliñado por las perspectivas de desaceleración económica y una crisis de crédito a todas luces impredecible.
Las Bolsas han aguantado bien los embates crediticios, a pesar de que la crisis que comenzó en verano es de una gravedad sin apenas precedentes en el mercado de renta fija. Pero afortunadamente las valoraciones de los mercados de acciones no estaban excesivamente caras, gracias a la situación saneada de las empresas y al sólido crecimiento de los beneficios.
Ahora los índices bailan hasta el paroxismo con cada noticia que salta a los medios. Es fácil quedarse sin silla si uno apuesta con firmeza por el rally de fin de año .